Cristina García de Andoin

Cristina García de Andoin

Cristina García de Andoin Martín – Activista de Ongi Etorri Errefuxiatuak

El Correo-12/04/2018

Era el tres de octubre del año pasado cuando una delegación de Ongi Etorri Errefuxiatuak y de medios de comunicación, dábamos la bienvenida en el aeropuerto de Loiu a nuestro compañero Jon Garcia Andonegi de Bermeo, y a sus compañeros de SMH Iñigo Mijangos de Gorliz e Iñigo Gutierrez de Donosti. Aterrizaban en Loiu procedentes de Malta, después de participar en una misión de rescate marítimo con la ONG Maydayterraneo-Proyecto AitaMari. De primera mano pudimos escuchar su odisea y la tensión vivida el 26 de septiembre cuando fueron abordados por una patrullera de guardacostas libios que, con disparos al aire, les exigieron que entregaran a las personas rescatadas, a lo que se negaron.

Una muestra del relato repetido y viralizado en redes sociales por múltiples tripulaciones de barcos de rescate y ONGs que operan en el Mediterráneo intentado salvar vidas desesperadamente, como si de héroes de una tragedia griega o de la modernidad se tratara.

Ahí están los tres bomberos sevillanos que serán juzgados en el país heleno el próximo 7 de mayo y se enfrentan a diez años de cárcel por un presunto delito de tráfico de personas en grado de tentativa, o el barco Open Arms retenido en el puerto italiano de Pozzallo desde el 18 de marzo bajo un proceso de investigación que considera a la ONG Proactiva Open Arms como organización criminal que fomenta la inmigración ilegal.

Desde hace dos años, miles de personas se han sumado a colaborar en misiones de salvamento marítimo u otras acciones de ayuda humanitaria y sensibilización con ONGs como Proactiva Open Arms o Salvamento Marítimo Humanitario, poniendo en evidencia a los gobiernos europeos.  El 24 de marzo hubo movilizaciones de apoyo a Open Arms en muchas ciudades como Bilbao, Barcelona, Madrid, Roma, Dublin…  y el mismo puerto de Pozzallo en Italia. Caras conocidas y no tan conocidas se sumaron con sus videos en las redes al grito de autoinculpación de Proactiva Open Arms: “Si salvar vidas es un crimen, somos culpables. Más de 59.000 vidas nos convierten en criminales. Sé cómplice tú también”.

El Mediterráneo es un cementerio en el que han perdido la vida o han desaparecido 30.000 personas en los últimos 15 años. Las Naciones Unidas han confirmado la presencia de fosas comunes en el sur de Túnez y en Libia, donde han sido enterrados cuerpos de personas muertas a las dos orillas del Mediterráneo. Sólo en los tres últimos años, del 2014 a hoy, teniendo en cuenta tanto las muertes en tierra como en el Mediterráneo, se registran más de 13.000 víctimas.

El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) celebrado en Palermo en diciembre, en sesión sobre las violaciones de los derechos de las personas migrantes y refugiadas, después de escuchar los testimonios de migrantes sobrevivientes en un largo recorrido por países y fronteras, sostiene que la migración se ha convertido en un recorrido donde el control del territorio y de la gente forman parte de nuevas formas de guerra: personas migrantes consideradas como mercancía, sometidas a secuestro y tortura como mecanismos de extorsión y de castigo, como formas de extremo desprecio por la vida. En definitiva, el TPP los señala como crímenes contra la humanidad, tanto por la gravedad de los testimonios, como por la continuidad en el circuito entre mecanismos oficiales e ilegales y de la criminalidad en la que las personas migrantes pasan de mano en mano.

Es conocido que los fondos de cooperación internacional se están destinando al control de las fronteras, como por ejemplo, a la formación y la provisión de recursos de la guardia costera libia. Las políticas de externalización dirigidas a luchar contra la inmigración son promovidas por los gobiernos de los Estados Miembro con el apoyo de la UE, y realizados a través de acuerdos con países de origen y de tránsito como Nigeria, Sudán, Libia o Níger, sin garantías de seguridad y respeto a los derechos humanos, y que se concretan en acuerdos policiales y protocolos operativos que eluden el control democrático y de transparencia, como señala el TPP.

Asimismo destaca todo un sistema no solo para externalizar las fronteras sino para alejar los efectos de sus consecuencias de los ojos de Europa, así como para generar barreras o espacios de ambigüedad que permitan desviar la responsabilidad, fragmentando las competencias de las acciones sobre políticas de migración y generando políticas más restrictivas, aun conociendo los efectos de muerte y violaciones de derechos humanos que conllevan, y a lo que no son ajenos los intentos de deslegitimización social de las ONGs y de criminalización de las operaciones de socorro ya que son testigos incómodos.

La era está pariendo un corazón, que canta Silvio Rodriguez, pero precisa de cuidados. Por ello, el próximo día 26 estaremos en Gernika arropando a Helena Maleno en el Premio Gernika por la Paz que se otorga este año a la persona que más vidas ha salvado en el Estrecho, donde el Mediterráneo rompió aguas, dio origen al segundo mar interior más grande del mundo al que asoman tres continentes, y en sus aguas nacieron y convivieron civilizaciones y culturas. Helena, cuyo nombre en la mitología griega hace referencia a la «luz que brilla en la oscuridad», vive en la tragedia que supone detener el tiempo a la espera de que un juzgado marroquí se pronuncie sobre si ha favorecido la inmigración irregular, con las consecuencias que ello conlleva para su vida, la de su familia y las vidas de quienes quizá ya no pueda salvar.

El Mediterráneo, cuna y fosa común de civilizaciones, la epopeya donde barcos piratas de “Brazos Abiertos” (Open Arms) socorren personas en el mar, mientras que “guardabeneficios libios” tienen licencia de la UE para disparar en calidad de ángeles custodios de costas, botines y fronteras líquidas.

En fin, vamos a necesitar epopeyas más que artículos, para entender esta psicodelia civilizatoria, ahora que Europa está más poblada que nunca de héroes y heroínas que encarnan y portan vestigios de los valores propios de la última de las civilizaciones que una vez tuvo a Itaca como destino pero apresuró demasiado su viaje en su afán de acaparar recursos y beneficios y sucumbió deportando vidas al Medi terraneum, “en medio de tierras”, a las y los sin tierra y a quienes osan defenderles.