Berlín-Durango,1936-2019. El silencio de otros y las voces del presente. Mi hija ha cumplido su mayoría de edad electoral en Berlín. Trabaja y estudia alemán con otras jóvenes europeas que labran su futuro junto a otras personas migrantes de tierras más lejanas y colores más oscuros, que tan solo pueden aspirar a labrar su presente y a que el tiempo escampe. No es el mismo terreno pedregoso para todas pero si es el mismo patrón quien recoge el fruto de la cosecha.

En esta Europa de hoy mi hija tiene derecho al voto, ‘salvo en las municipales, ama’ -me dice- y se lo toma muy en serio. Desde Berlín se ha leído todos los programas electorales y ahora me pregunta por los nombres de las personas que figuran en las papeletas. Pide referencias de gente desconocida en la que tiene que depositar su confianza, su futuro.

Su entusiasmo contrasta con el desasosiego que produce el panorama electoral y el ascenso de la extrema derecha xenófoba, racista y misógina, autoritaria y violenta. Ella busca que los programas recojan la declaración universal de los derechos humanos, los derechos de las mujeres, del colectivo LGTBI+, de las personas migrantes, del planeta, de educación, de derechos laborales, de vivienda.

A ella no le mueve el voto del miedo, ni el de la indignación, le mueve la voluntad de tomar parte en un modo de organización social sostenible centrado en el cuidado de la vida de todas las personas y del planeta, en el respeto a los derechos humanos y de los pueblos y a moverse libremente sin poner en peligro la vida. Así de sencillo.

Pero el rechazo y la creciente persecución violenta de personas migrantes liderada por las fuerzas de extrema derecha en Europa como un elemento central de su estrategia política, sabemos que tienen como objetivos, en primer lugar, acabar con la vida social y política que lucha por establecer una sociedad de iguales en derechos y libertades, regida por los valores y prácticas de dignidad, respeto, solidaridad, inclusión y democracia, en definitiva valores de humanidad.

En segundo lugar esa estrategia pretende construir una sociedad autoritaria y patriarcal basada en el odio y en la exclusión de las personas vulnerables, empobrecidas, excluidas, diferentes, migrantes.

En un paseo reciente por un camino olvidado de mi pueblo vi una pintada que equiparaba la E de Europa al símbolo del €uro, del capital, y lo igualaba con el símbolo de la esvástica nazi. Quizá haya llegado un momento histórico en el que el capitalismo para seguir obteniendo los mismos beneficios de una tierra yerma que ha esquilmado tenga que recurrir a un neofascismo cada vez más violento y global, un neofascismo que hoy se fotografía a caballo y mañana, como ayer, en tanque.

Enfrentarse a esas políticas institucionales racistas de exclusión y rechazo es hoy una actitud clave para hacer frente y detener la implantación en Europa del modo de vida antihumano que ante el fracaso de la Europa social, el recorte de derechos y la crisis de la democracia proponen las fuerzas extremistas de derecha y neofascistas y quienes las secundan.

No he podido facilitarle a mi hija las referencias de las personas que están detrás de los nombres de las listas de candidaturas, como tampoco de las personas que están detrás de los nombres de la lista de más de 35 mil personas muertas víctimas de las fronteras europeas que hace unos días tuve en mis manos. Sin embargo votaré pensando en ellas, en quiénes no pueden votar, en su futuro arrebatado por las políticas migratorias europeas, en las hijas que no tendrán, que no estudiarán ni trabajarán, que no votarán, que no volverán. Pero solo depositaré un voto, no la confianza. Porque la confianza se riega cada día, la política se hace a cielo abierto y en las cocinas, y el fruto de la cosecha, como el trabajo, se reparte y se comparte. Y por eso el día 5 de mayo a las 12:00 estaremos en Durango para participar en la iniciativa ciudadana Besarkada, El Abrazo de los Pueblos, de las Personas y los Derechos Humanos, para escuchar, de uno en uno, los nombres de esta última lista inacabada, mientras caminamos en silencio de la mano hacia la abrazada. Las voces del presente que ya no podemos silenciar.

Una iniciativa que se llevará a cabo de formas diversas en diferentes ciudades del territorio europeo. Iruña, Barcelona, Valencia, Ciudad Real, Salamanca, Sevilla, Valladolid, Menorca, Motril, Granada, Dublín, Londres, Malmö, Palermo, Atenas, Belgrado…. Aquí nos abrazaremos en Durango, un pueblo bombardeado hace 82 años por la extrema derecha de entonces. Personas y organizaciones sociales que nos comprometemos a rechazar las políticas de odio y discriminación como norma de convivencia, y a defender los valores de humanidad y solidaridad como modo de vida en Europa. Por la defensa de la humanidad, de las personas migrantes y de su libre movimiento y acogida en Europa y contra el neofascismo.

Y mientras esas políticas de odio y exclusión no sean barridas de nuestras sociedades, eliminadas las causas de las migraciones y alcanzado el objetivo de todos los derechos para todas las personas – porque los derechos que no son para todas, son privilegios…nos comprometemos a recordar que todas las personas somos migrantes y a manifestar una solidaridad activa con las personas que ahora padecen esa situación y a considerarlas una parte integral de nuestras sociedades.

Ojalá Europa y esta tierra no vuelva nunca a los años 30 y ojalá que nuestras hijas no sean las próximas víctimas que coseche este capitalismo neofascista, esta democracia herida. Besarkada.

Cristina García de Andoin Martín
ONGI ETORRI ERREFUXIATUAK