Me despierto en el agradable frescor de la Abadía de Carceri. Con las primeras luces del alba, empezamos a recoger nuestras pertenencia con nostalgia. Al lado de mi colchoneta, recojo todo lo que había desparramado: pasta y cepillo de dientes, la montañita de camisetas militantes, el plato y el vaso. Ya tenía identificado el mejor enchufe para cargar el ordenador, la ducha donde suele haber menos cola, la fuente de agua más cómoda para poder darle al agua con una mano y lavar con la otra el plato y el vaso. Sin perderlos de vista !!!Nunca!!! Aquí puedes dormir con la tarjeta de crédito en la hierba pero cuidado con el plato y el vaso.
Hoy salimos de este lugar paradisíaco para seguir viaje hasta Bihac, ciudad de Bosnia – Herzegovina al lado de la frontera con Croacia. Ya totalmente despierta, empiezo un cálculo de probabilidades con muchas variables para calcular el mejor momento para desayunar: una medición exacta de la cola, la hora actual, la hora oficial del desayuno, el nivel de satisfacción o de enfado que refleja la cara de Diana, la cocinera activista de Carovane Migranti, una estimación de la hora a la que se acostaron los caravanistas que ayer fueron al pueblo a cantar y bailar, de su probable resaca y de como influirá en su hora de levantarse, un filtrado preciso de los posibles efluvios de café provenientes de la cocina, el nivel de ocupación de las mesas, la densidad e interés de las conversaciones de cada mesa. Me dirijo a la cola en el preciso momento que me indica mi cálculo. ¡Éxito total! La cola es corta y puedo coger en Mi plato un trozo de pan, otro de brioche, crema de plátano con chocolate, mermelada de fresa e ricotta ¡Y café!. ¿Cuántas veces utilizo los posesivos, no? Tenemos unos oficios nuevos en la Caravana. El Defensor del Gluten. Ricardo protege con su cuerpo la comida preparada para este colectivo vulnerable y regaña a cualquiera que intente acercarse, apropiarse de esa comida, dejar su pan en la mesa. Somos muy solidarias, pero cuando hay hambre…
Hoy toca mini tour turístico: parecemos las turistas invasoras esas que combatimos cuando vienen a nuestro territorio pero como mola cuando invertimos los papeles. Desayunamos en Italia, comeremos en Eslovenia, tomaremos un refresco en Croacia y cenaremos en Bosnia. Primera parada: La base de la OTAN de Aviano. En 1992, instalaron en ese pueblo de 9000 habitantes de Friuli-Venecia bases militares de la OTAN. Las consecuencias que tiene para la población son enormes: suelo contaminado, caminos de uso exclusivo, aviones de guerra sobrevolando, militarización del área, peligros por la presencia de bombas nucleares. De aquí partieron armas para Balcanes y Kosovo, también para Gaza.
Escuchamos también a Baja Satwinder Singh, de la comunidad Indiana e Unione Sikh para recordad de la Unión de Sij de Italia. “somos una comunidad poco conocida”. Nos trae el recordatorio de Satnam Singh, joven penjabi que murió en el campo cercano donde trabajaba “por el racismo y la segregación que sufrimos. Detrás de mucha de la verdura que
coméis hay mucha gente sij explotada. Por nuestras tradiciones somos serios, fiables y precisos”. ¿Pido el traslado a un colegio sij? Las intervenciones son de Tavola per la Pace (mesas por la paz), Presidio antimilitarista di Rivolto (espacio liberado antimilitarista), Comitato No Amx Pâs (comité no más armas), Comitato pero il Friuli Rurale. Las traducciones son mías, ya que las traductoras están de huelga por los motivos que descubrirás si sigues leyendo hasta el final. La mañana avanza, el sol abrasa cada vez más PERO las camaradas han dispuesto enormes parasoles frente a la base militar y estamos protegidas del sol. Mar, activista de Madrid, nos recuerda que el Estado Español gasta 50 veces más en defensa militar que para los derechos humanos: 56.000 millones al año en gasto militar. Un activista pacifista italiano nos invita a la III. marcha mundial por la paz que saldrá el próximo año de San Jose, Costa Rica. Hablando de turismo, Costa Rica no es mal sitio para caminar por la paz.
Durante todas las intervenciones, vemos despegar y nos sobrevuelan varios aviones militares. Sacamos fotos, miramos, bromeamos, pero no sentimos el pavor que sienten las familias palestinas en Gaza y las familias atravesadas por las demás guerras olvidadas del mundo. Llega el momento de la acción. Vamos formando las letras: Las que forman la “NO” van de blanco y las que formamos “NATO” vamos de negro. Cada letra tiene su coordinadora, su orden, su dinámica interna, su encanto. Vayamos formando las letras en el campo, a pleno sol:
Que nos quitemos los gorros para no alterar los colores en la foto, lo hacemos. Que esperemos todo el tiempo necesario, por supuesto. Que sólo saquen foto las personas de comunicación, que sino en la foto lo único que se va a ver es gente haciendo fotos, a eso nos resistimos, ¡Cómo mola tener Mi foto!
No tenemos dron pero sí tenemos imaginación: un caravanista subido encima de otra caravanista coge de la mano un palo alargador para rodillo de pintar, le acopla un palo selfie y una cámara y así captan la imagen perfecta. Siento que todo mi ser centrado en ser la A de nAto va perdiendo consistencia, se Ablanda, se Acopla cada vez mAs a su función, se Atrofia de su concienciAAAAAA. AAAAAcción terminada, podemos recuperar las viseras y volver a la sombra de los parasoles para la continuación de la charla.
Recomendaciones para caravanistas: “En comunidad, no muestres habilidad”. O sea, si sabes idiomas, por ejemplo, sshh. Varias jóvenes caravanistas están traduciendo del italiano al castellano las múltiples ponencias y están en estado de explotación absoluta: no les avisan del tema con antelación, les llaman en cualquier momento, no les dan ni un vaso de agua, están largas horas al sol… ¿Qué hacen las compañeras sindicalistas? Elige una bolsa de tela que no sea neutra. Si paseas con una bolsa “Inor ez da ilegala” “Palestina libre”, “No a la guerra”, “Bienvenida refugiados” o “M8:feminismo vencerá” , date por perdida, otros 20 caravanistas tienen la misma y te vas a meter en líos.
Elige bien el tamaño de tu libreta de apuntes: te tiene que caber en la bolsa, tener muchas hojas, aguantar la lluvia, las manchas de salsa de tomate y de champú..
Elige bien tu compañera de bus: que ni hable demasiado ni sea muda, ni ronque, ni se mueva demasiado, que te pueda ayudar si tienes problemas con el wifi, hacerte un masaje en la cabeza si te apetece a ti, que su bolsa no abulte mucho y no te quite espacio vital. La compañera de asiento más antipática soy yo que ni hablo ni contesto, ni ayudo a nadie,
totalmente absorbida por la pantalla del ordenador. Confraterniza con personas de otros territorios, generaciones, culturas, religiones, etnias. Canta, baila, organiza, come con quien quiera PERO guarda siempre un ojo en tu plato. El
ladrón de plato puede esconderse detrás de cualquier persona: ese que va descalzo cantando con lacitos de color en sus rastas, esta chiquilla tan mona con sus tatuajes, esa otra con su pelo blanco y su camiseta “Montserrat feminista” que te cuenta batallitas para despistarte. ¡Cuidado!
Durante el viaje, Javier nos habla de la asociación SOS Balcanes que nació alrededor de familiares de personas bosnias durante la guerra. Se dedicaron a la difusión y la información y tuvieron mucha relación con campos de personas refugiadas, sobre todo mujeres y niños. Javier recuerda cómo un amigo bosnio le relató con dramatismo y amargura
el alzamiento de los serbios. “Estábamos avisados pero no parecía real hasta que una noche los vecinos me vinieron a avisar de que grupos de extrema derecha serbia estaba armando a la población y tuve que huir”. Era una sociedad muy mixta, donde no importaban las diferencias religiosas. Nos habla de soldados obligados a punta de pistola a participar en violaciones masivas para romper cualquier futura convivencia. Hay que diferenciar, dice, entre nacionalismos agresivos y nacionalismos defensivos. Seguimos viaje atravesando Eslovenia y Bosnia. Nuestros dedos impacientes teclean frenéticamente. En Bosnia no tendremos roaming. ¿conseguiremos wifi? Atravesando frondosos bosques de chopos, avellanos, abetos mientras intentó imaginar el viaje de varios compañeros de hemos conocido en Bilbao: Mehdi, Abdu, Ahmed. Ellos también han volado a Turquía para luego atravesar todos los Balcanes en vez de atravesar los 14 km que separa Marruecos de la península. ¿Por gusto? ¿Por amor a la aventura? ¿Porque no han aprendido geografía? O, como lo recuerda la asociación francesa Tous Migrants “Por el conjunto de decisiones políticas y prácticas policiales que ponen en peligro a las personas que vienen del sur global”
Para el viaje de Mehdi, Abdu, Ahmed y otros muchos, a la falta de wifi hay que añadir caminar por el bosque en vez de coger el bus, tener que cargar siempre con todo, caminar de noche para que no te vean, hacer acopio de comida cuando puedas, cargar con ella hasta poder reponer, saber que te puede pillar la policía, quitar tus pertenencias, ejercer todo
tipo de violencia. Varios de ellos, sin embargo, sueñan con rehacer el viaje CON papeles para poder visitar a gusto los países que han atravesado. Jon, diligente, va sorteando los puestos fronterizos con el listado de nuestros nombres en
la mano, que los aduaneros examinan con mucho esmero. La carretera se estrecha, el bosque se va haciendo más oscuro, enseguida entraremos a Bosnia. ¿Enseguida? ¿Entraremos todos y todas?
Nos bajamos del bus para enseñar la documentación, la miran detenidamente, esperamos, con toda tranquilidad, hasta que vemos a uno de los nuestros esperando a un lado con varios policías aduaneros. ¿Qué habrá hecho? Un buen caravanista nunca viajaría sin documentación. ¡Pero si es M.! (he decidido proteger su privacidad así que no daré ninguna pista). M. es uno de los organizadores del bus norte, el mismo que nos ha recordado mil veces llevar bien el DNI, mirar la fecha de caducidad, que no hace falta el pasaporte. El año pasado, en la caravana a Melilla, perdió su DNI y fue a la policía a denunciarlo. Luego lo encontró pero no retiró la denuncia, así que este documento ya no es válido. ¡Suerte que no le detengan por robo de documentación! Siguiendo sus propias indicaciones, no lleva
pasaporte, así que no puede entrar a Bosnia. ¡Qué despiste! Pienso yo. Hasta darme cuenta de que estoy en la misma situación que él: me robaron la cartera hace unos meses, hice la denuncia, la policía encontró mi cartera, pero no
retiré la denuncia. Me invade una ola de sudor frío, salgo discretamente de la cola, voy reptando hasta el bus que ya esta al otro lado, logro encontrar mi mochila entre las otras 75 maletas del maletero, meto la mano Y saco mi pasaporte que, haciendo caso omiso a las recomendaciones de M., he traído.
Paso la ventanilla de control y respiro hondo, esta noche dormiré en Bosnia con mis compañeras. Nos despedimos de Miguel (ayyyy, se me ha escapado) que decide quedarse en el pueblo más cercano mientras le envían su pasaporte.
Se toma la situación con dignidad y con su humor habitual, pensando en los compas que ahora mismo lo están pasando mucho peor en el bosque. ¿Tan diferentes nos hace la posesión de un trozo de papel plastificado con un chip? ¿Nuestra pertenencia a la especie humana y nuestros derechos dependen de una cosa tan insignificante? Llegamos cerca de Bihac al hotel Ada, un gran complejo hostelero que cuenta con un restaurante y un camping, al lado del río, con vistas a las montaña. Nos sirven una cena copiosa pero la mayoría de los caravanistas no ven la comida, están ansiosos buscando la señal de wifi y copiando la contraseña. Sólo llevamos tres horas sin él… Montamos las tiendas en un prado tranquilo, bueno tranquilo hasta nuestras llegadas que algunas caravanistas no tienen remedio y se oyen charlas y risas hasta bien entrada la noche.
Os dejo con una poesía de Mosab Abu Toha, otro poeta palestino cuyas poesías nos
acompañan en el viaje.
“Qué es hogar”
Es la sombra de los árboles cuando iba a la escuela antes de que los arrancaran de raíz,
Es la fotografiá en blanco y negro de la boda de mis abuelos antes de derrumbarse las
paredes
Es la alfombra de oración de mi tío donde dormitaban decenas de hormigas en invierno
antes de que fuera saqueada para colocarla en un museo
Es el horno que mi madre usaba para hornear el pan y asar el pollo antes de que una bomba
calcinará nuestra casa
Es el café donde miraba los partidos de fútbol y jugaba.
Mi hijo me detiene: ¿puede una palabra de cuatro letras encerrar todo eso?
Dovienja, do uskoro (Adiós y hasta pronto en bosnio)
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