Dobar dan (buenos días en bosnio).
No tenemos roaming en Bosnia así que estamos sin wifi. ¡Horror! ¿Cómo vamos a conseguir la información que los compañeros y compañeras de coordinación nos mandan cada poco por los canales de telegram? Inventan entonces una nueva función. “El hombre del wifi” un compañero circula por todo el camping para informarnos, da varias vueltas para asegurarse de la buena recepción del mensaje. Aún así, seguimos preguntando todo a todo el mundo. ¿A qué hora en los autobuses? ¿Dónde vamos? ¿Y el desayuno? ¿Café incluido? ¿Descafeinado con poca agua y sin lactosa? ¿Y las veganas? ¿Qué hay que llevar? ¿Plato y vaso? ¿Vaso y plato? ¡Somos muy pesadas!
El pequeño camping de Bihac forma parte de un conjunto de ocio y vacaciones con el hotel Ada donde varias caravanistas están alojadas y el restaurante donde comimos ayer. Suponemos que en los tiempos de la federación socialista de Yugoslavia, Tito mandaría allí a las familias de los valientes trabajadores a disfrutar de un merecido descanso. Nos espera un delicioso desayuno, siempre preparado por las compañeras italianas de Forno en Lotta (hornos en lucha) en las mesas de la terraza del hotel con vistas al río Una, sus hermosas cataratas y un castillo otomano a lo lejos que nos recuerdan la tumultuosa historia de la región. Logramos llegar al Kultumi Centar de Bihac, sin GPS, todo una proeza teniendo en cuenta que hemos tenido que recorrer casi 100 metros desde el lugar donde nos ha dejado el
autobús. Las compañeras adornan el lugar con las pancartas que nos acompañan en todo el viaje. “Diritti Dignita giustizia Carovane Migranti Mediterraneo Balcani Centroamericana” “Te buscaré hasta encontrarte, Jhonatan Gadalupe Romero Gil” “Open for migrants closed for Racist” En la mesa donde se sientan las ponentes están desplegadas la bandera palestina y el símbolo feminista.
En una esquina se han sentado las compañeras bordadoras de las Mantas de la Memoria. En ella, hombres y mujeres van bordando los nombres de las personas desaparecidas en las frontera. En los espacios de encuentros como la Caravana, Daniela trae las mantas y las compañeros van bordando, acompañando con el lento viaje de las agujas las dinámicas de
lucha, devolviendo a las personas desaparecidas su centralidad. Hoy Koldo y Jone se han sentado a bordar con Daniela y el hilo rojo nos devuelve la memoria de Torpekai Amarkhal, una periodista afghana que murió el 26 de febrero 2023 a sus 41 años en la tragedia de Cutro. La embarcación venía de Turquía hacia Italia y naufrago a 40 metros de la playa italiana, poniendo en evidencia la responsabilidad del gobierno italiano y de la agencia Frontex.
Un panel impresionante de mujeres luchadoras de los Balcanes se instalan para abordar el siguiente tema:
Resistencia a los nacionalismos, lucha por la Memoria la Verdad y la Justicia.
El punto de vista de las mujeres 30 años después.
La moderadora es la periodista Vesna Scepanovic.
La primera ponente es Jadranka Milicevic, de la fundación Cure – Sarajevo. Después de luchar mucho, en la posguerra, por la paz y la convivencia entre las comunidades (organizaron el primer diálogo entre comunidades religiosas), se han volcado en la acogida de las personas migrantes. “El gobierno bosnio nos permite entrar en los centros de “acogida” para los migrantes pero las organizaciones internacionales no nos dejan, así que consideramos que son totalmente
corruptas. Decimos lo que ocurre allí y por eso no quieren que vayamos” Stanislava Stasa Zajovic es militante antimilitarista y escritora feminista serbia, es una de las fundadoras de Mujeres de Negro: “En 1992 viví la agresión a mi ciudad, Sarajevo. Sobreviví gracias a las feministas y ayudando a las personas que buscan la libertad. Siento rencor y amargura por la ciudadanía que no brinda ayuda a la gente de Siria y Afganistán, parece que nos hemos olvidado de lo que nos ha pasado.
En esa primera parte de las intervenciones, ella traduce las intervenciones del bosnio al italiano pero no puede contener su emoción y ganas de denunciar así que muchas veces coge el micrófono para contar en primera persona, en bosnio. En este caso, nadie le traduce. La emoción le brota por cada poro de su piel, no sabemos a quién va dirigido su discurso, pero le acompañamos con nuestras miradas atentas y un silencio conmovido. “Nosotras desde que estallo la guerra nunca hemos podido contar, ni denunciar a los asesinos, a nuestro régimen pero siempre hemos podido contar con el pueblo bosnio y con las mujeres feministas”. Mejra Dautovic, es madre de dos hijos y activista de Prijedor (República Srpska, en la parte noroccidental de Bosnia Herzegovina) “En 1992, en plena guerra, llevaron a nuestros dos hijos al campo de internamiento serbio de Omarska. Torturaron a mi hijo Edwin y al cabo de dos meses le mataron en el mismo
campo. A mi hija Edna, la violaron y la torturaron durante 60 días, luego la llevaron hacia una poza a unos 50 km de Prijedor para matarla junto a otras 42 personas. Estuvimos ocho años buscando sus restos y al final los encontramos en una fosa común, después de palpar centenares de restos en fosas. He recorrido medio mundo, han hecho documentales sobre mi vida y experiencia. Después de 32 años, voy a ir a Belgrado ante el tribunal de guerra para atender el juicio de uno de los asesinos de mis hijos. No odio a nadie. Tengo 82 años y no me voy a rendir ahora. Voy a luchar por la justicia hasta el último día de mi vida, para todos los hijos del mundo. Ahora luchamos para ayudar a las personas refugiadas. Tenemos que dejar a nuestros hijos un mundo sin odio.”
Socorro Gil Guzmán comparte la historia de la desaparición en México de su hijo Jhonatán y comparte su dolor con Mejrah antes de fundirse en un abrazo. “las madres no se rinden, las madres no se van, nos hace falta un hijo y le venimos a buscar, hijo escucha tu madre esta en la lucha de norte a sur, de este a oeste buscaremos a nuestros hijos, cueste lo que cueste, las madres de los hijos desaparecidos de México presentes en la lucha”. Nihad Suljic es un activista de la ciudad de Tuzla, al norte de Bosnia-Herzegovina, la puerta de entrada a Serbia. Documenta el camino y sus víctimas. Nos enseña fotos de personas migrantes que perdieron la vida en el camino “El río Drina se esta convirtiendo en la tumba más grande de este territorio, en las guerras anteriores y ahora para las personas migrantes” Nos enseña la foto de un joven afgano, el día antes de perder la vida. Llamó a su madre y le dijo: “Mira. Me he cortado el pelo, estoy muy guapo. Mañana te llamo desde Alemania. Tras acercarse al río, entró en un bote y poco después, la policía croata le disparó. Viajaban siete personas, cinco de ellos murieron y dos sobrevivieron. Le pudieron identificar gracias a ese último contacto con su madre. Ella soñaba cada día que su hijo le suplica de librarle de
la oscuridad. Pensaba que estaba en la cárcel hasta que se enteró de su muerte. Nihad nos enseña las fotos de las tumbas de las víctimas del camino, despojados de la posibilidad de buscar una vida más digna y de tener una tumba decente. Ha decidido visibilizar estos lugares. “Son los símbolos de la vergüenza de la Unión Europea, quedaran como testigos de un momento vergonzoso de la historia. No solo están sepultados los niños de Afganistán sino los valores de la UE”
Eniza Rakovic es una activista pacifista de “Glas Zene”, en Bihac. Es una ONG que ofrece asistencia jurídica, asesoramiento, educación, formación y ayuda humanitaria a las mujeres. “El mayor problema es que las mujeres son invisibles. Les ayudamos pero nuestra ayuda puede ser criminalizada y perseguida. Podemos ser denunciadas”
Enisa Rakovic y Nihad Suljic contestan a varias preguntas. Sí, las devoluciones en caliente se siguen haciendo y, por mucho que sean ilegales, quedan impunes. Las violencias sexuales también. Se intentan tapar. Nos dan varios ejemplos:
– Tres personas venían de Afganistán, dos murieron en el río y a la persona que sobrevivió la querían devolver. “Matenme , dijo, porque yo no quiero volver a Serbia”.
– Un joven de Pakistán fue detenido por la policía croata, le violaron. El médico no quiso ni atenderle ni certificar lo que le había pasado.
El día avanza, para el medio día nos esperan unas deliciosas albóndigas de carne y verduras llamados bourek y de postre un baklava con sabor a pistacho. Todo preparado especialmente por mujeres de la zona. Salimos del centro cultural y nos sentamos a la sombra para disfrutar de la gastronomía local. Charlamos tranquilamente, respiramos profundamente, a la tarde nos esperan testimonios duros. Niños y niñas nacidas debido a la guerra en Bosnia, Ajna Jusic representa la asociación “Zaboravljena djeca rata”. Son hijos e hijas nacidos durante la guerra por violencia sexual.
Hay diferente categoría: los que han nacido a consecuencia de violencia sexual por parte del enemigo, cuando las violaciones han sido perpetradas por los cuerpos de paz, y cuando ha sido tráfico sexual.
El estado nunca se ha ocupado de estos niños. Esta asociación es única en el mundo, la primera que se ha preocupado de darles visibilidad legal. Trabajan en cuatro campos:
1. concienciar sobre el problema
2. garantizar la condición legal de esos niños
3. hacer un trabajo de educación por la paz, sobre todo con mujeres jóvenes
4. fortalecer la identidad a nivel nacional, aglutinar a todos los niños y niñas nacidos en estas condiciones de todo el territorio. “Calculamos entre 20 000 y 50.000 las víctimas de violencia sexual, principalmente mujeres. No podemos limitarnos a verlas como víctimas, como si fueran responsables de lo que les ha ocurrido. Esta generación no ha sido consciente del problema. Muchos hombres han sido agresores. Ellos tienen una vida tranquila, son glorificados, ejercen importantes cargos en el estado. A los jóvenes de ahora les cuesta entender cómo una madre de 22 años no ha
tenido ninguna posibilidad de escapar a esa violencia. Constantemente lo tengo que repetir. ¿Qué tipo de sociedad queremos? Tenemos que crear espacios donde se puedan oír las voces de estos niños y niñas, pero que ese estigma de ser “hijos del enemigo” no les persiga. Una de las estrategias que utilizamos es el arte.
“Nuestras madres han sido doblemente estigmatizadas: como madres solteras y como víctimas de guerra. Nosotras consideramos que ellas, las mujeres sobrevivientes de violencia, son las heroínas de este país. Para nosotras ha sido reconfortante vivir al lado de ellas, que a pesar de lo que han sufrido, o por eso mismo, viven luchando.”
“Hemos logrado una ley que nos reconozca, es un gran logro, aunque llegue 30 años tarde. Esa ley engloba derecho a la salud, a la vivienda, ayuda psicológica, becas, ayuda a los estudios, y para búsqueda de empleo”
Prácticas de solidaridad con el Pueblo en Movimiento en la ruta de los Balcanes: Tenemos otro panel de ponentes. Deciden empezar a hablar de este a oeste, en el sentido de la ruta balcánica. La primera en hablar es Safura.
Safura Jwarazmi vive en el Estado español, ha venido con nostras en el bus, y es traductora farsi-castellano. “Llevo 8 años en España. Viajé en el 2016, ese año huimos porque la vida era muy complicada para las mujeres en Afganistán. No podía salir nunca. Mi marido tenía un primo que trabajaba en la policía, en Kabul, y como vivíamos en un pueblo talibán, le amenazaron, le vinieron a buscar, así que mis suegros buscaron a unos “guías” y les pagaron para que nos
llevaran a Turquía. Diez veces piensas que te vas a morir en el viaje. Yo ya tenía tres hijos. Llegamos a Irán pero era muy complicado, racista, no había trabajo, ni posibilidad de alquilar un piso. Decidimos salir a Turquía. Pasamos noches en la montaña, en la nieve. Hicimos tres intentos, nos pegaron. Volvimos en una habitación, 50 personas que estábamos intentando pasar, ¿intentar otra frontera? Nos van a pegar. Durante unas horas perdí a mis hijos porque estaban disparando y todo el mundo huyendo. Pasamos por Turquía, Bulgaria Hungría, Austria, Italia, Francia, España”.
Mihailo medakovic, Info park belgrado: “La mayoría de la gente, durante la ruta, necesitan ir a Belgrado para buscar la forma de salir del país. Nuestro centro es el único lugar que da información. En 2015, las fronteras estaban todavía abiertas. Empezamos cerca de la estación de tren. El número de personas que van pasando ha aumentado bastante: no quieren ir a los campamentos oficiales, salvo que quieran descansar o reponer fuerzas, pero la mayoría prefiere seguir camino. Había cinco campamentos alrededor de Belgrado pero han ido cerrando uno tras otro para desmotivar a la gente, que sigan camino rápido hacía Hungría . Si van con un “guía”, muchas veces consiguen cruzar a la primera pero si van por su cuenta muchas veces les coge la policía y les mandan al campamento más lejano para desanimarles.
Sabina Talovic es una activista pacifista feminista de la asociación Bonafide- Montenegro. Vive en Pljevlja, en la República de Montenegro. Empieza con un homenaje a Nora Cortinas, cofundadora de las Madres de la Plaza de Mayo que falleció hace un par de meses, convertida en un símbolo de resistencia y lucha. Habla con mucha contundencia del drama de la gente en movimiento. “Los debates e intercambios de experiencia son siempre la misma imagen. Primero viene la palabra de los países grandes, pero de Montenegro casi no se habla. No vienen las grandes ONGs a Montenegro, vienen los migrantes, pero no interesamos a nadie.. Vosotros nos sois la fortaleza Europa, vosotros sois la Europa libre. El gobierno de Montenegro ha firmado un convenio con Frontex, coge el dinero de la UE pero luego no hace nada para ayudar a los migrantes en movimiento. Las autoridades son fascistas. Es difícil en ese país ser mujer, pertenecer a Mujeres de negro, ser mujer activista y ayudar a los migrantes. Por mi casa ha pasado alrededor de 15.000 personas migrantes. Nos duelen las manos, porque no sabemos hablar inglés y tenemos que utilizarlas para comunicar. Las utilizamos para limpiar, para cocinar, para hablar. Somos la única organización que trabaja, que vive con los migrantes , no les metemos ni en hoteles ni en centros, sino donde vivimos nosotros, cocinamos juntos, las mujeres dan a luz en nuestras casas, bañamos a los niños.Sábina y Stanislava, que la traduce, hablan casi a la vez. En sus caras muy expresivas, las luchas y el sufrimiento han dejado arrugas profundas que marcan el relieve de los caminos y emociones compartidas.
Svetlana Saric es miembro de la asociación Vlasontice, Serbia: “Todos los centros para migrantes están alejados del área urbano, sin posibilidad de comunicación. Ellos no tienen confianza con el personal de estos centros pero hablan con nosotras. A veces subimos las personas en nuestros coches para acercarles a la frontera pero es muy peligroso par nosotras. Entre Serbia y Bulgaria les roban de todo, a veces tienen que tragarse el dinero para que no se lo roben.
Isa, 23 años, habla desde la asociación “konpas 071”, de apoyo migrantes en Bosnia. “Somos la única organización local, tanto en Sarajevo como en Bosnia y tenemos un centro de día donde tenemos free shop, duchas y, lo más importante, un espacio de encuentro. Llenamos el hueco que dejan las autoridades que no actúan como deberían. Muchas personas que vienen dicen que en nuestro local se encuentran con la primera sonrisa de su viaje.
Ramiz Berbic, Tuzla “Soy víctima de la guerra por ser una persona diferente. Sé lo que es ser una víctima y por
eso estoy luchando con la comunidad LGTBI. Expongo mi cuerpo porque hace tiempo que me siento muerto, me han matado, pero todavía puedo proteger a otras personas. Mi único apoyo han sido las Mujeres de negro. Lo que me duele como ser humano es que en Bosnia ha llegado el momento de que dividimos a las personas migrantes entre cristianas y
musulmanas. Las fronteras están cerradas para la gente de Asia y África. Nos hemos sometido a la extrema derecha y estamos calladas. Su mano tiembla mientras sujeta el micrófono, Sabina le acaricia suavemente el hombro. Durante la charla, ocurren muchas cosas entre las mujeres y hombres que están en la mesa, hay enfados que no entendemos, porque eso lo hacen en su idioma y no lo traducen, alusiones que tampoco, nos falta contexto histórico y conocimiento del terreno. Percibimos la ternura, las miradas de complicidad, el apoyo mutuo de estas personas que actúan muy
solas en un contexto muy hostil. “Donde termina la lógica empieza Bosnia-Herzegovina”, nos explica Zehida Bihorac, maestra de profesión y miembra de la asociación “puente hacia un mañana mejor” de Velika kladusa, una ciudad bosnia situada en el noroeste a cuatro kilómetros de la frontera con Croacia. “En los últimos 5 años, la población de mi pueblo se ha ido encontrando con personas que tienen mordeduras de perros, que les falta alguna oreja, tienen heridas en las piernas. Nos toca a veces ir a las dos de la mañana a un bosque a ayudar a alguien herido. No puedo creer que la Unión Europea no sepa lo que esta pasando en sus puertas.”
“Es posible hacer rutas seguras” comenta Maja Nikolandic, activista feminista y ex miembro de No Name Kichen. En 2016, el acuerdo de cierre de fronteras entre Turquía y la Unión Europea tuvo un efecto domino en los demás países.
Amnesty Internacional y Human Rights Watch han documentado miles de testimonios de devoluciones en calientes ilegales y de violencia por parte de la policía croata pero nadie ha asumido responsabilidad. En 2023, Croacia entro en el espacio Shengen y fue aplaudida por su gestión de las fronteras. El Centro por los los Derechos y la Paz, sin embargo, ha conseguido dos sentencias favorables. El primer caso es el de una niña de seis años, Marina. Llegó a la frontera entre Serbia y Croacia con su familia, la policía de Serbia no les dejo pasar y al volver a Croacia murió arrollada por un tren. El segundo caso es el de Daribu, un joven marroquí que fue herido en un incendio en la frontera entre Serbia y Croacia. Tres de los amigos que viajaban con él murieron. En los dos casos, los tribunales de Croacia rechazaron las demandas pero al final ganaron en el tribunal europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Stanislava Stasa Zajovic (Mujeres de Negro) nos interpela: “Tenemos que llamaros la atención sobre el militarismo y sus consecuencias. Nosotras trabajamos con los desertores. ¿Por qué los desertores rusos no tienen cavida en Europa? El único país donde pueden llegar es Serbia donde están bajo amenaza.
Alex Langer (¿Os acordáis quien es?, sino releer ENTERA la crónica de ayer, o la de anteayer, no me acuerdo yo tampoco) hizo una resolución a favor de los desertores de los Balcanes de la que se pudieron beneficiar los desertores de muchos países europeos. ¿Por qué consideramos que los refugiados son solo mujeres, niños y niñas? ¿Y lo hombres que no quieren ir a la guerra? “¿Porque cada vez más gente elige la ruta de Bosnia? Es más barato. Trabajan en Turquía o
Grecia y con ese dinero siguen su viaje, solos o con guías. Además en Bosnia Frontex todavía no esta presente pero podría llegar pronto si Bosnia entra en la Unión Europea.” “Han pasado miles de personas, aquí en Bihac, sin ropa, sin sus móviles, o con sus teléfonos rotos, sin su dinero, chavales muy jóvenes en calzoncillos, con moratones.”
Testimonios terribles, no tenemos que ir hasta los Balcanes, sin embargo, para escucharlos. Marina, seis años, fue arrollada por el tren después de una devolución ilegal en la frontera serbio-croata.
Mawda, una niña de dos años que venía con su familia del Kurdistán turco, fue asesinada por un policía belga que disparó al coche donde con su familia y otras 30 personas se dirigían a la frontera francesa.
Más cerca de nosotras en el espacio y en el tiempo, la semana pasado,(16 de julio 2024) una niña de dos años murió al llegar a la isla de El Hierro, Canarias. El cayuco había salido de Senegal con 51 personas a bordo y llevaba una semana en el mar, ¿Deshidratación? ¿malas condiciones de higiene? ¿hambre? ¿miedo? Un poco de todo seguramente pero, sobre todo, otra vez más: EL RESULTADO DE UN CONJUNTO DE DECISIONES POLÍTICAS Y
PRÁCTICAS POLICIALES. Al acabar las conferencia, nos invitan a un evento en La Isla, un parque grande con un lago en el centro de la ciudad de Bihac. Podremos cenar un cuscus preparado por una familia siria y del ambiente de un festival de música. ¡Allí vamos!
Los objetos que los y las caravanistas tienen siempre en su bolsa de sobrevivencia son muy variados. Algunas llevan siempre analgésicos, otras un mechero, un bolígrafo, un sacacorchos, una libreta de apuntes, un abanico, y otras un traje de baño. Ellas son las que hoy han acertado y disfrutan del frescor del agua del lago, imitadas seguramente por unas
cuantas menos previsoras pero muy atrevidas. Yo me quedo mirando, todavía no se ha inventado el ordenador portátil que se convierte en flotador. El cuscus esta exquisito. Las familias bosnias están sentadas en la hierba haciendo picnic, pasando la tarde, mirando los niños y niñas jugar, bailando al ritmo de la música balcánica de la orquesta. Muchas caravanistas se unen al baile. Me gustaría poder contaros más pero cómo ni me he bañado, ni he bailado ni nada, esa parte me queda un poco sosa. Nos vamos a dormir. No estamos solas, nos habitan las voces de las víctimas de las
fronteras, la fuerza y contundencia de las palabras de denuncia y resistencia de las mujeres y hombres que nos han ofrecido su tiempo durante todo el día.
Os dejo con otro poema de Mosab Abu Toha, un joven poeta palestino, considerado como uno de los exponentes principales de su generación. Una compañera lo ha leído en el bus y me ha gustado mucho.
“En una noche sin estrellas”
Una noche sin estrellas
no paro de dar vueltas sin dormir
la tierra tiembla
Y me caígo de la cama
Miro por la ventana
la casa de al lado ya no sigue en pié
Extendida como una vieja alfombra
sobre el suelo de tierra
machacada por misiles
unas gruesas pantuflas vuelan si piernas ni pies
No sabía que mis vecinos aún tenían aquella pequeña tele
que todavía colgaba de la pared, aquel viejo cuadro
Su gato había tenido gatitas.
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