Agarra a tu compañera del hombro, Caravanera Y sigamos todas adelante.

Último día en Trieste.
Nos despertamos en la Iglesia donde tenemos acomodadas nuestras colchonetas y sacos de dormir, las mochilas donde vamos guardando día día las camisetas militantes usadas, las pocas provisiones para los días en los que no hay posibilidad de comprar comida, las toallas colgando, los móviles peleándose los enchufes para cargar. La iglesia está casi, los scouts han huido, nunca sabremos el porqué. ¿Miedo a que los embrujemos y convertirse en sapos? ¿O, peor todavía, en activistas todo terreno hasta los 80 años?

Bajamos la calle para encontrar el bar de ayer, que nos proporciona un café macchiato y una amplia oferta de bollería.

Volvemos a subir a la Casa do Populo: “En el camino, prácticas y luchas comunes” Nos juntamos colectivos y personas de Italia, varios países de los Balcanes, Estado Español, Francia. Se trata de dar continuidad a la pequeña red que vamos construyendo en cada caravana a través de acciones conjuntas y en el quehacer cotidiano durante todo el año. En octubre del 2022 hicimos la Marcha a Bruselas. ¿Qué hacer después? ¿Qué redes compartir, qué trabajo en común?, ¿Qué tipo de acciones transnacionales organizar los próximos años?

Hemos escuchado muchos testimonios, muchas voces, ahora es el momento de compartir y construir juntas. Formamos cuatro grupos, intentando que ninguno este sentado a pleno sol, que en cada uno haya una persona que pueda traducir castellano / italiano, y en algunos al bosnio también. La comisión de Cuidados nos recuerda que hagamos intervenciones cortas, sin repetirnos, que midamos nuestros tiempos de palabra. “¿Lo que voy a decir realmente va a aportar, no es repetitivo?” Buscamos hablar para que todo el mundo entienda, pero sin gritar. Las caravanas son un espacio de aprendizaje permanente. En las cinco primeras hemos hablado de la necesidad de una comisión de cuidados, en las cuatro siguiente hemos intentado crearla, esta es la novena caravana y parece que la tenemos. Con o sin comisión de cuidados, nos hacemos masaje cuando nos quedamos atascadas en el bus, nos prestamos los objetos vitales (plato, vaso, cargador, libreta..), hacemos sitio en la cola para alguna compañera necesitada, compartimos la información crucial, como por ejemplo la clave del wifi, mojamos con un poco de agua a algún compañero a punto de desmayarse, nos damos la mano para levantarnos en las agotadoras acciones de tirarse al suelo, pasamos cantimploras de agua a las compañeras que traducen sin parar, prestamos el hombro, el oído, la sonrisa, un pañuelo para secar el sudor o alguna lágrima. Eso, cuando todo va bien, también podemos hacer todo al revés.

Por ejemplo:
Exageramos cualquier pequeña diferencia entre nuestras familias políticas y formas de actuar, nos acusamos de sectarias, caritativas, colonialistas y racistas, roncamos más fuerte para que nadie pueda dormir, nos peleamos entre las que duermen en el suelo y las que van a hoteles, entre las carnívoras, las crudívoras-veganas, las glutívoras, las que
fuman, las que no toman café y las que no comen azúcar, las que hablan en masculino genérico, en femenino o en “e”, las que madrugan y las que trasnochan, las que quieren escuchar la historia de la lucha de liberación del pueblo saharaui en el bus y las que prefieren dormir, en las manifestaciones contamos las banderas, camisetas y camisetos y camisetes, celosas de que pueda predominar algún idioma y que no sea el nuestro… La lista es interminable PERO HOY TODO VA BIEN! No se oye volar una mosca. Estamos más de 200 caravanistas repartidos en cuatro grupos en un espacio pequeño y no se oye una voz más alta que la otra. No pensaba que eso fuera posible. Mi confianza en la capacidad hispánica de escucha activa, serenidad y asertividad está muy erosionada por 20 años en la enseñanza secundaria…

En los grupos de trabajo, intercambiamos redes que conocemos, subrayamos la necesidad de trabajar juntas, de tener información sobre redes de acogida y acción política. Imaginamos acciones masivas para realizar de forma simultánea en muchas ciudades y pueblos diferentes, soñamos, no interrumpimos a las compañeras jóvenes que viajan por primera vez en Caravana, miramos con simpatía a las compañeras de los Balcanes que subrayan su soledad y el contexto hostil.¿Cómo articularnos y saber qué pasa en cada país, territorio, sin recargarnos con chats de mensajes agotadores?
¿Cuál tiene que ser nuestro mensaje principal? El de la Marcha a Bruselas fue “Rights no Death” (derechos no muertes); para englobar la lucha por la regularización y la denuncia de las muertes en las fronteras.
¿Y si elegimos un mensaje más amplío y a la vez más concreto: LIBERTAD DE MOVIMIENTO. Que la libertad de movimiento sea la misma cualquiera que sea tu país de origen. Así de sencillo y así de polémica. Eso proponen en mi grupo. Y que la acción común sea destruir un muro gigante. Se acerca el final, concluimos, reconcluimos, y escuchamos las últimas intervenciones. Abou, caravanista de Jaén, ve como alentador que cada vez son más las personas migrantes
que vuelven, por lo que en vez de atender y ayudar a las personas migrantes en Europa, vamos a tener más aliadas en muchos países, establecer redes donde trabajar juntas desde muchos países africanos.

A petición del público, Ana elena concluye con unos versos:

Os los transmito traducidos del euskara al castellano:
“Hemos venido a los Balcanes para conocer la situación Las consecuencias de la guerra están en la memoria
y también la lucha antifascista! Pero ahora vemos que las víctimas de la guerra se han convertido en opresores de las personas migrantes, Que las personas que han sufrido se han convertido en instrumentos de dolor, Ya estamos terminando y nos vamos a casa sintiendo sensaciones al pilpil, Deseo que lo que hemos sentido juntos Se transforme en motor de actividad Agarra a tu compañera del hombro, Caravanera Y sigamos todas adelante!”

“Senti duguna guztiok elkar izan dezala motorra
Lepoan hartu Karabanera eta segi denok aurrera”

Repetimos y terminamos todas con el puño levantado.

Guardo la libreta en la bolsa de tela de ella saco el plato y el tenedor me coloco en la cola busco un sitio a la sombra
como una deliciosa pasta con verduras, hago otra cola para fregar mi plato otra para rellenar mi botella de agua la guardo en la bolsa saco la protección solar y la gorra bajamos la cuesta hasta la Piazza do Mondo. Subimos a los buses, Nos llevan hasta el Campo de concentración de Risiera di San Sabba, a 5 km de Trieste, cerca de la frontera con Eslovenia. Era una fábrica de arroz que los dueños entregaron al ejército italiano que la convirtió en campo de concentración durante la segunda guerra mundial. Fue utilizada por los nazis como campo provisional de prisioneros (rehenes, partisanos, presos políticos y judíos principalmente), donde los hacinaban hasta su traslado a los campos de Dachau, Auschwitz o Mauthausen.

Espacio y memoria:

La guía nos habla del trabajo de renovación, de cómo el arquitecto quiso conservar la estructura original y vaciar los espacios lo más posible para recrear la sensación de olvido, desamparo, abandono que vivían las personas encerradas. El pavimento es irregular, para aumentar todavía más la sensación de desequilibro y desasosiego de las personas prisioneras. En el centro queda el recuerdo del horno crematorio, que estuvo en funcionamiento un año, hasta que, en vísperas de la liberación, los nazis dinamitaron todo, intentando eliminar las pruebas de sus crímenes.

Antes de renovar y pintar todo, un historiador se quedo tres días con sus tres noches recogiendo y copiando todas las inscripciones que las personas privadas de libertad habían escrito. En los mensajes, en italiano, esloveno y hebreo, leemos fechas de llegada, de salida, nombres de los familiares, despedidas de la gente luchando contra el olvido y la impunidad, escritas en víspera de ser transferidos hacia los campos de la muerte en Alemania o Polonia. Nos esparcimos por todo el edificio, escuchamos, leemos, charlamos, preguntamos, realizamos un humilde homenaje a las víctimas del fascismo. Es el único campo de concentración que hubo en Italia, nos traslada hacia momentos muy oscuros de la historia europea. Cuándo Italia encerraba a las personas que se oponían al fascismo, y las familias judías.

Me acuerdo de la Caravana Pirineos-Alpes, cuando visitamos el campo de Rivesaltes, donde se habían sucedido personas judías, oponentes al régimen de Vichy, prisioneros alemanes, harkis, y sin papeles. Cada época y cada régimen político prepara a la opinión pública deshumanizando a ciertas categorías de personas, luego les deja sin derechos, luego para cuando les encierra ya nadie protesta. Hoy Europa ha designado al pueblo migrante y les encierra en los múltiples centros de detención en toda la península, en Europa, y en el mundo entero.

¡Liberté, Freedom, Hurriya!
Conmovidas todavía por el ambiente de la antigua fábrica de arroz, volvemos a subir al bus para volver a la Piazza do Mondo.

Tiempo libre: algunas van a una playa cerca, otras a visitar iglesias, a descansar, a tomar algo. Empieza a llover. Veo un espejismo a lo lejos: un bar con enchufe y wifi. Sorteo habilmente a un grupo de caravanistas que charlan en la terraza y me siento en el lugar más recóndito para escribir. Mis amigas me vienen a buscar para pasear y cenar, no puedo resistirme, es la última noche. Unas deliciosas pizzas concluyen amigablemente la jornada. La noche cae sobre Trieste. Subimos a la iglesia para tumbarnos en nuestras colchonetas de camping. Las personas en movimiento también se acomodan para la noche, en Trieste, Bruselas, París, Bilbao…Duermen en squats, fábricas abandonadas, debajo de algún puente, en pequeños hogares provisionales que han apañado, defendiéndoles de la hostilidad y del afán controlador y represor de nuestras sociedades.