Estamos en un momento sin precedentes de retroceso en los derechos humanos: por primera vez en la historia, la Unión Europea quiere firmar un pacto en contra de la Convención de Ginebra y en contra de la Carta de Derechos del Niño y la Niña. Se trata del Pacto Europeo sobre Migración y Asilo (PEMA).

Este pacto, entre otras barbaridades, pretende derogar el derecho universal al asilo, que solo podrán solicitar las personas que procedan de determinados países; busca legalizar las devoluciones en caliente, incluso de menores de edad; y quiere eliminar el derecho de arraigo para quienes solicitan asilo, restringiendo el derecho de las niñas y niños a estar con sus familias.

Con la firma de este acuerdo, Europa muestra su cara más insolidaria intensificando la militarización de las fronteras y expulsando y recortando los derechos humanos de las personas que por distintos motivos se ven forzadas a abandonar sus hogares y a migrar. Europa les impide la entrada y a la vez, cuando entran, son quienes cuidan de las personas mayores o enfermas y limpian nuestras casas por sueldos, muchas veces, de miseria. A partir del PEMA habrá personas que, por su ciudadanía, serán consideradas “no merecedoras” de migrar o pedir asilo, por provenir de países considerados “seguros”, sin importar su situación real, si son víctimas de persecuciones, trata, violaciones de los derechos humanos…

Tampoco importará si quien llama a la puerta es menor de edad o viene con su familia. La edad ya no será condición merecedora de protección. Los seis años marcarán la mayoría de edad para el reconocimiento facial, la toma de huellas o la expulsión. La Convención de Ginebra – de carácter universal, firmada en 1951 y que establecía la definición de persona refugiada y el principio de no devolución – salta por los aires hecha añicos.

Por ello, movimientos y organizaciones de toda Europa denunciamos este pacto. Denunciamos, una vez más, las políticas racistas y xenófobas de la Unión Europea y salimos a la calle a gritar que migrar es un derecho, que los derechos humanos lo son para todas las personas y que basta ya de muertes en las fronteras.

Dentro de esta campaña contra el PEMA, Ongi Etorri Errefuxiatuak ha realizado hoy una vistosa acción noviolenta frente al museo Guggenheim. En ella, se ha extendido una pancarta gigante de 30 metros de largo en la que podía leerse en inglés “Derechos, no muertes”, mientras desde una piragua en la ría tres activistas encendían varias bengalas y ondeaban las conocidas banderas amarillas. Junto al museo, decenas de activistas, bajo a una pancarta contra el pacto coreaban lemas a favor de los derechos de las personas migrantes y en contra de la militarización de las fronteras.