Luisa Menéndez Aguirre, Activista de Ongi etorri Errefuxiatuak

Deia – 21/08/2017

MARIJAIA ya ha llegado. Con ella la fiesta, las gentes de esta ciudad en la calle, la música, camisetas comparseras, txosnas, espacios múltiples de paréntesis de lo cotidiano…

Sus brazos siempre han llamado mi atención, son enormes, en alto, parece que invitan al brinco, la sonrisa, a la danza…. Pero este año los veo con otra dimensión. Son brazos fuertes de acogida, de los que dan abrazos. ¿Acogida a quién? ¿Abrazos a quién?

Marijaia ha visto por toda la ciudad cientos de banderas amarillas que dicen, como un grito colectivo ¡ONGI ETORRI ERREFUXIATUAK! y ella, que nació para hacer una fiesta para todas y todos, para que hubiera un Bilbao en que todo el mundo tuviera su lugar de encuentro, ha ofrecido sus brazos también para ACOGER.

Muchas gentes de buen corazón en esta ciudad no queremos dejar pasar este momento en nuestra historia en que tantos otros seres humanos intentan llegar a un lugar seguro, hacen que la fiesta no se quede al margen de esta realidad. En muchos casos les tenemos ya entre nosotras, y en otros nos miran desde los otros lados de nuestros mares. Buscan nuestros ojos, buscan la paz en la que vivir, buscan el abrazo de Marijaia.

Ella, tan grandota y sonriente nos dice: “No os quedéis al margen. No hagáis como que no existen. No penséis que no podéis hacer nada. Mostradles que entendéis por qué huyen, que no sois cómplices de la guerra, ni del hambre, ni de la falta de libertad, ni de quienes desertizan sus tierras, o les roban sus riquezas, ni de quienes les venden como cosas, ni de quienes les violan o secuestran, ni de quienes pinchan sus miserables barcas neumáticas atiborrradas de personas. Mostradles también que aquí cabemos todas y todos y que si quieren ir a otros lugares les ayudaremos a partir, que somos una ciudad rodeada de montañas que les darán frescura y que nos atraviesa el agua, fuente de vida, que no les hará falta desgarrar su piel con concertinas ni salir a la mar para llegar, que sus criaturas dejarán de tener miedo y sus jóvenes podrán mirar al futuro también sin miedo…. No hagáis caso de quienes les desprecian, son gentes insensibles que no han entendido que lo que más grande hace a los seres humanos es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y pelear para tener juntas una vida digna”.

Así es Marijaia, así veo yo a Marijaia, atenta al mundo que le ha tocado vivir, rodeada de personas muy soñadoras pero que tienen los pies en la tierra, en la tierra que quieren compartir.

Este año 2017 esas gentes soñadoras de la Plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak hemos tenido el honor de abrir la Aste Nagusia con el pregón. Somos cientos de personas y Marijaia lo sabe y por eso sus ojos y su sonrisa, esta vez, son especiales.

Ella va a estar vigilante y en unos días se irá, siempre se va para que la vida siga, pero volverá y tendremos que contarle, dentro de unos meses, que sus grandes brazos que dan cobijo han sido muy útiles, que esta hermosa ciudad ha convertido la vida en fiesta de la solidaridad, de la justicia y de la igualdad y que NINGUNA PERSONA ES ILEGAL.