No son tiempos fáciles para nadie. Permanecer en confinamiento para quienes habitualmente viven en la calle y atraviesan situaciones especialmente difíciles es más complicado si cabe. También lo es para las personas que acompañan, laboralmente o de forma voluntaria, a colectivos como el de los jóvenes migrantes.

Por ello, no entendemos la falta de empatía y la actitud insolidaria de algunos vecinos ante el hecho de que un grupo de chavales jugaran un partido de futbol en el polideportivo de Rekalde en el que estaban confinados y permanecía cerrado al público. De la misma manera que otras personas comparten juegos en los espacios donde viven y guardan confinamiento, entendemos que no añade un riesgo de salud pública para quienes viven y les ven desde los balcones. Las críticas siguen más la línea de los comentarios racistas al uso: vienen a quitarnos el trabajo, a vivir de las ayudas, y ahora, a utilizar nuestros polideportivos, cuando las demás personas no podemos.

Es su espacio de confinamiento y en lugar de la Wi, la Tablet, la smartTV, el ordenador, el sofá y su familia, les ha tocado estar en un lugar en el que no tienen todo eso, pero pueden hacer deporte.
Denunciamos a El Correo una vez más porque esta utilizando el estado de alarma para propagar discursos alarmistas que alientan el odio de una manera irresponsable y poco profesional.

Tampoco entendemos el escrito dirigido por la sección sindical de ELA del Ayuntamiento de Bilbao al Alcalde, porque como señalan las técnicas de intervención social en respuesta a dicho escrito “en todos los espacios habilitados para dar cabida a las personas sin hogar residentes en el municipio de Bilbao se están haciendo esfuerzos profesionales y personales para mantener en confinamiento a personas sin techo, ciudadanas de Bilbao, con los mismos derechos que las personas que tienen un hogar y sus necesidades básicas cubiertas”.

Reconocemos el trabajo del colectivo de las trabajadoras de la intervención social, mayoritariamente mujeres como en el sector sanitario, especialmente difícil en estos días, y reconocemos y aplaudimos la iniciativa de contrarrestar los discursos que alientan el racismo y la xenofobia.

La mejor vacuna para resistir el miedo y la incertidumbre es el sentimiento de comunidad compartida, construir barrios con cohesión social donde las personas se cuidan entre sí, aunque hayan llegado en diferentes momentos.

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