Autora: Ana Elena Altuna (28-oct-2020)

Acabo de leer las declaraciones del alcalde de Bilbao preguntado por la situación en la que quedan las personas que viven en la calle ante el obligado toque de queda. Y dice: «Esta vez lo que está prohibido es el tránsito desde las 23.00 hasta las 06.00 horas, por lo que habrá que hacer entender a la Policía Municipal que “esta gente” no está de paseo, sino durmiendo». Unas líneas antes y hablando de los problemas  que genera al pequeño comercio y a la hostelería de la ciudad las medidas del confinamiento declara: «Es más necesario que nunca el trabajo conjunto  interinstitucional».

Y sí, estoy completamente de acuerdo, es más necesario que nunca el trabajo interinstitucional, y yo remarcaría que siempre es necesario ese trabajo conjunto.

Cada vez que como Ongi etorri acudimos al Ayuntamiento o a la Diputación planteando cuestiones relacionadas con realidades cotidianas de «esta gente» las respuestas de unos y otros pasan por decir que “eso le corresponde al Ayuntamiento”, o que “si claro, así es, pero eso le corresponde a la Diputación” e incluso en la misma Diputación se reparten responsabilidades entre diferentes departamentos, “oh, eso corresponde a Infancia”, o “eso no es nuestro, corresponde a Inclusión”. Y me pregunto a veces ¿qué fácil podría ser en este nuestro pequeño país o al menos en nuestro territorio histórico, más pequeño todavía, un poco de coordinación y trabajo conjunto interinstitucional, verdad? Al menos en Bilbao se puede ir andando de una a otra institución, además los políticos que se reparten las responsabilidades son como mucho de dos partidos políticos o incluso del mismo, y no, esta situación no es nueva, sino que se repite desde hace muchos muchos años. ¿Viejos conocidos compartiendo objetivos para el bien común?

Y así, como plantea el alcalde, muchos problemas podrían ser encauzados de la mejor manera aprovechando  el esfuerzo de todos los contribuyentes, tanto para quienes ahora mismo sufren el azote de las medidas de confinamiento en sus negocios como también para mejorar las condiciones de vida de “esta gente” que duerme en la calle, a pesar del frío, a pesar del toque de queda.

Entre “esta gente” por ejemplo se encuentran chavales de 18 años recién cumplidos, si chavales que han llegado menores y han sido tutelados por el servicio de infancia de la Diputación de Bizkaia. Al cumplir los 18 años, siguen al amparo de Diputación pero pasan a la dirección general de Inclusión, que es donde se diseñan los programas de continuidad. Al salir de los centros de menores, la mayoría de los chavales se acercan a Bilbao pues aquí se concentran la mayoría de cursos a los que pueden acceder. Pero los programas diseñados por Diputación tienen un retraso acumulado y no hay plaza residencial para ellos. Así que al llegar a Bilbao estos chavales con 18 años recién cumplidos y con horarios que cumplir llegan al SMUS( Servicio Municipal de Urgencias Sociales) dependiente del Ayuntamiento. Llegan a Bilbao con antigüedad de vizcaínos que no de bilbaínos, y deben esperar al menos tres meses para tener derecho a una plaza de albergue. Esta descoordinación interinstitucional, alrededor de un colectivo de fácil previsión pues lleva años en Bizkaia y la fecha de su mayoría de edad es conocida, les obliga a buscar un sitio para dormir en la calle y hacerse con unas cuantas mantas, con la esperanza de que la policía municipal no se las retire durante el día, y madrugar para asistir a sus clases puntualmente. Y así entran a formar parte de «esta gente que está durmiendo y no de paseo”.

Este no es más que un terrible ejemplo real que hace que esté de acuerdo con las palabras del alcalde. «Es más necesario que nunca el trabajo conjunto  interinstitucional». Les animo a hacerlo. Toda la ciudadanía saldremos ganando.