Foto de SC Nátzab

Miles de personas fallecidas en las aguas del Mediterráneo mientras intentaban llegar a las costas europeas para pedir protección, deberían ser suficientes para que las alarma hubieran sonado estridentemente hace tiempo y se hubiera buscado una solución acorde a los acontecimientos.

Habrá quien diga que ya se está haciendo: que se está intentando atajar el problema en origen; que se está controlando la ‘migración irregular’; que Europa creó una agencia -Frontex- destinada a ello.

Ante esto hay que recordar a todo el mundo que el espíritu de la carta fundacional de la Unión Europea tenía que ver con la solidaridad, no con la represión. Y que en política de migración se establecieron tres ejes: integración de personas migrantes; protección de los derechos de refugiadas y demandantes de asilo; y gestión de fronteras. Sin embargo, la impresión que tenemos de Europa es que sólo está trabajando la tercera; y además, de la peor manera posible, con la construcción de campos-prisiones como lo fue Moria; la apertura de cárceles encubiertas (CIES); la aplicación restrictiva del DDHH al asilo o refugio; las detenciones y deportaciones desde suelo europeo; la militarización de las fronteras, tras la creación de un engendro como es Frontex; y los criminales pushback de los guardacostas griegos en las islas del Egeo o en sus aguas.

No hay humanidad tras esas políticas europeas. Cuando se habla de atajar el problema en origen y te das cuenta que en vez de colaborar en resolver los problemas por los que toda esta gente huye de sus países (todos ellos, creados, fomentados o sostenidos por nuestros países), lo que se hace es financiar la construcción de campos-prisiones para que se les retenga en sus mismos países o en los limítrofes. Cuando ves que ese control de la ‘migración irregular’ se limita a detenerles según llegan a nuestros países -o detenerles en ilegales controles racistas en las calles de nuestras ciudades- e internarlos en centros donde permanecerán hasta su deportación. Cuando te dicen que ya se está haciendo cargo Frontex de este tema y ves que todo su interés está puesto en disuadir que crucen el Mediterráneo y en poder deportar rápidamente a quien lo haya conseguido. O, lo que es todavía más inhumano: cuando ves que la actuación del gobierno griego es detectar el dinghy, romper el motor y empujarlos de nuevo hacia donde han venido, en esa precaria embarcación o en balsas más precarias todavía…

Cuando te das cuenta de estas cosas, ves que nadie está hablando de los otros dos ejes de la política migratoria; solo hablan del control de fronteras. De un control policial y militar, en el que se han invertido muchísimos millones de euros en estos años (a pesar de las necesidades sociales desatendidas).

¿Qué pasaría si todo este dinero se destinara a la integración de las personas migrantes, y la protección de los derechos de refugiadas y demandantes de asilo, en vez de a campos-prisión como Moria 2.0, CIEs como el de Aluche, etc?¿Qué sucedería si se cumplieran los DDHH y además se diera una respuesta civil -y humana, y cariñosa- a un problema civil, en vez de apostar por escenarios inhumanos de la mano de mercenarios de la muerte?

Aventuro una hipótesis: seguramente habría varios millones de personas más viviendo más felices dentro de Europa… y muchísimas otras vivirían sin desconfiar del vecino por haber nacido en el extranjero.

Gora gu ta kanpotarrak!

SC Nátzab, Mytilini, Lesbos, 14-12-2020