Cristina García de Andoin

Cristina García de Andoin

El Correo-13/07/2017

Cristina Garcia de Andoin Martin– Activista de Ongi Etorri Errefuxiatak

La Caravana Abriendo Fronteras emprende su ruta de solidaridad y denuncia.

Más de 350 personas viajan a Melilla

En las fronteras, como en la vida, hay cosas que parecen depender del lado que se miren, del que hayas caído o te asignen. Este 14 de julio la Caravana Abriendo Fronteras parte hacia la frontera Sur de Europa, o hacia la frontera Norte de África, según se mire.

Hay quienes desde el norte señalan a las personas migrantes y refugiadas como hordas invasoras que vienen a arrebatarnos nuestro bienestar, y a los gobiernos europeos como benefactores de los países del sur. Lo cierto es que según la fundación estadounidense GFI (Global Financial Integrity), que cada año calcula todos los recursos financieros que se transfieren entre los países ricos y pobres, el flujo de dinero de los países ricos hacia los pobres es inferior al que se produce en la dirección inversa. Un dato, los 48 países del África subsahariana recibieron en 2015, 161.600 millones de dólares del exterior y enviaron fuera de sus fronteras 203.000 millones mediante repatriación de beneficios de las empresas transnacionales o evasión ilegal del dinero fuera del continente[1].

Visto de otro modo, desde el sur por ejemplo, tiene que resultar cuando menos desconcertante, que te cierren la puerta y pretendan darte lecciones de cómo pescar con la caña en lugar de devolverte los peces que te corresponden.

África es el continente más afectado por el cambio climático, sobre el que incide directamente la actividad de las grandes empresas extractivistas, que además de expoliar sus recursos naturales, contaminan el agua y destruyen el suelo. Sin embargo, no se reconoce el derecho al refugio por motivos climáticos ni económicos. Nos preguntamos si en realidad, en los últimos tiempos, se reconoce algún motivo de hecho.

Es preciso que los gobiernos asuman sus responsabilidades y gobiernen al servicio de la mayoría, en lugar de delegar la gestión de los flujos de personas en manos de redes mafiosas, y los flujos de capitales y riqueza en manos de las empresas transnacionales y tratados de comercio e inversiones que como el CETA refuerzan su poder y sus beneficios en detrimento del cuidado de la vida: las personas y el planeta.

¿Cómo es posible que se otorgue el Premio Princesa de Asturias a la Concordia a la UE cuando esta ha dejado morir a 5000 personas en 2016 en la mayor fosa común que ha convertido el Mediterráneo, cuando quebranta sus propios compromisos de acogida adquiridos ante la ciudadanía, cuando está destruyendo los valores de respeto de la dignidad humana y de los Derechos humanos sobre los que se fundamenta? Es como si a día de hoy la Fortaleza Europa hubiera decidido encerrarse con su propio caballo de Troya dentro.

Hace ya un año partía hacia Grecia la primera Caravana Abriendo Fronteras, compuesta por cientos de personas que, procedentes de Euskal Herria y de todo el estado, se proponían denunciar las dramáticas consecuencias que las políticas migratorias y de control fronterizo europeo producen sobre las vidas de las personas migrantes y refugiadas.

Un año después, la Caravana pone rumbo a Melilla para, durante nueve días, denunciar la vulneración de los derechos humanos y de los acuerdos internacionales. En su recorrido figuran las Bardenas, el polígono de entrenamiento de las fuerzas aéreas de la OTAN, donde tendrá lugar el encuentro de los autobuses que parten de Euskal Herria y se llevará a cabo un acto contra las guerras. Ya en Madrid, se denunciarán las políticas migratorias del estado español y el incumplimiento de los compromisos de acogida. La Caravana hará su parada en Sevilla, donde se unirán colectivos andaluces, para proseguir hasta los CIE (Centros de Internamiento de Extranjeros) de Algeciras y Tarifa, cuyas condiciones ruinosas han sido denunciadas por la jueza encargada de su control, por el Defensor del Pueblo Español y por numerosos colectivos sociales.

La ruta llegará a Málaga donde se ubica la empresa que produce las concertinas de las vallas de Melilla, que a la vez exporta a países como Hungría. La Caravana cruzará en ferry a Melilla, donde situará el foco  en la situación de abandono de los 600 menores no acompañados que viven en sus calles y otras situaciones como las de las personas que viven en el CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) y las porteadoras y las trabajadoras de hogar transfronterizas. Ya de vuelta, cruzará el Estrecho rumbo a Almería para denunciar la situación de las personas migrantes en los invernaderos.

Los objetivos de las organizaciones convocantes también son contribuir a mejorar la percepción social de las personas migrantes y de las organizaciones que defienden sus derechos, abrir la frontera de la indiferencia, activar la solidaridad y consolidar redes.

La Caravana estará en la valla de Melilla para corear al unísono SI PASARÁN y BOSA, la palabra mágica de quienes saltan la valla, cuyo significado es victoria, alegría y llegada, pero que ante todo es un grito de supervivencia y resistencia. Como dice la especialista en migraciones Helena Maleno, vivir entre los muros de una Europa Fortaleza tampoco nos hará más libres e incluso, tal vez algún día, el muro pueda decidir que somos enemigas o despojarnos de nuestra categoría de personas con derechos. Si es que no ha empezado a hacerlo ya. BOSA!

[1] Mark Curtis y Tim Jones (2017): “El mundo se beneficia de la riqueza de África”. ctxt