Javi Seco – Activista de Ongi etorri Errefuxiatuak
En demasiadas ocasiones escuchamos o leemos en diferentes medios de nuestro país cómo se mezclan de manera calculada y perversa dos conceptos: gasto e inversión. Nos hablan de las cantidades desorbitadas que se van a «invertir» en el tren de alta velocidad o en asfaltar cada rincón de Euskal Herria en una alocada e insostenible huida… ¿hacia delante? Y sin embargo, sanidad, educación, cultura, ayudas contra la exclusión, etc, son consideradas «gastos», esos que, como en la economía doméstica, se pueden recortar cuando las cosas vienen mal dadas. Que no llega para todas ni para todo, se lamentan. Una mentira repetida adecuadamente mil veces…
Sirva este primer párrafo como desahogo, pero sobre todo para enlazar con el motivo de estas líneas: se acerca el goloso puente del 1 de mayo y en esos días quisiera invitar a quien me lee a, por esta vez al menos, no «gastar» su tiempo de ocio en la playa, en el monte o en casa haciendo nada, sino a «invertirlo». ¿Cómo? Es sencillo.
Los diferentes colectivos que trabajamos a favor de las personas refugiadas y migrantes en Euskal Herria y que formamos parte de la Plataforma Mugak Zabalduz, hemos programado entre los días 28 y 30 de abril la Euskal Herriko Karabana Mugak Zabalduz (www.mugakzabalduz.eus). Serán tres jornadas fuertemente reivindicativas para llamar la atención sobre el estado de (in)cumplimiento de derechos básicos dentro de y en nuestras fronteras.
Porque en Euskal Herria no ponemos obstáculos a la circulación de bienes, pero sí a la de las personas –CIE en Hendaia, devoluciones en caliente entre Hendaia e Irún, el muro de la vergüenza de Zierbena–; porque somos parte activa de conflictos armados, financiando y fabricando armas cuya efectividad en la triste misión para la que fueron creadas testamos en Bardenas, cerrando el ciclo mortal en el puerto de Santurtzi desde donde, al menos hasta fechas recientes, las exportamos (por cierto, enhorabuena a las gentes de Pasaje Seguro de Cantabria y de Jai Jagat de Burgos por la presión que están haciendo en esta cuestión); porque nuestro modelo de educación no hace una apuesta por la integración e inclusión de la población migrante, antes bien, segrega; porque aquí también la ley de extranjería mata gente cada día, lo hizo hace dos años en la Rotxapea con Elhadji Ndiaye, lo hace periódicamente en forma de redadas raciales y cotidianamente poniendo trabas para acceder a los derechos de ciudadanía a personas migradas y refugiadas que, de hecho, viven ya entre nosotras; porque en Euskal Herria están presentes las empresas que nos visten a cambio de sueldos de hambre y las que desplazan a poblaciones nativas, desposeyéndolas de sus familias, costumbres, paisajes,… Podríamos hablar igualmente de las redes de trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual o la otra explotación, la del trabajo doméstico y del campo, la lista es demasiado larga.
Pero también tendremos oportunidad de conocer cómo se percibe desde la perspectiva de la persona refugiada el proceso de huida y el de acogida, e iniciativas como «%100 Oion» nos pondrán en el camino de las buenas prácticas de inclusión. Nos gustaría además que las personas migradas y refugiadas estén presentes y participen, pues trabajamos «con» ellas, no «para» ellas.
Así que es por todo esto y mucho más (los conciertos, la buena gente, el afianzamiento de redes ciudadanas…) que os invito a recorrer Hendaia, Irun, Andoain, Iruñea, Tudela, Gasteiz, Bilbo, Zierbana y Santurtzi o a participar en las movilizaciones puntuales convocadas en esos lugares. Y qué mejor manera de poner fin a estas tres jornadas, que asistir a las movilizaciones del 1 de mayo, tampoco faltan motivos.
Estamos cada vez más cerca –si no lo hemos rebasado ya– del punto de no retorno en derechos humanos, económicos, sociales, culturales y ambientales y debemos asumir nuestra cuota de responsabilidad en esta situación. Sin caer en la desesperanza debemos dar el paso de cambiar nosotras para cambiar las leyes y hay que hacerlo en la calle, no podemos seguir quedándonos en casa. Esta caravana es una oportunidad para quien no haya dado el paso y un refuerzo para quien lo haya hecho ya. Lo dicho al principio, «invertir» o «gastar».
Me despido copiando a Harry «el sucio» su frase más conocida –pero no el contexto en la que la utiliza, por supuesto–, «alégrame el día» y únete a la Euskal Herriko Karabana. Nadie es imprescindible, pero necesarias somos todas.
Quiero aprovechar esta columna para recordar a Marielle Franco, activista brasileña feminista, negra y lesbiana, a María Guadalupe Hernández, activista mejicana feminista y lesbiana y a María Magdalena Cruz Rojas, campesina colombiana, feminista y defensora de los derechos humanos, las tres últimas mujeres asesinadas por este sistema heteropatriarcal, racista, clasista y neocolonial.
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