No caben todos, es el mensaje sobre migración que apunta convertirse en comodín entre los políticos para los próximos meses (o años si nadie lo remedia); me refiero a los políticos que rechazan a las personas migrantes, pero que no quieren que se les note, que son la mayoría (las concertinas y la prohibición de rescatar en el Mediterráneo aguantan el paso de los gobiernos conservadores y socialdemócratas).
Una frase muy breve con un calado muy hondo. No caben todos viene a decirnos que, por encima de la posición moral que se tenga sobre acoger migrantes, no es posible; cuestión zanjada. Apela al sentido común oponiéndolo al sentimiento de solidaridad que despiertan en buena parte de la sociedad las personas migrantes.
Se consiguen amplios consensos en los parlamentos en torno a este pretendido sentido común.
Caso aparte es ‘ese partido del que usted me habla’ (que no se nombra, pero con el que se llegan a acuerdos de gobierno) que predica una xenofobia declarada. Este partido la trae tatuada en la piel desde el grito de ¡Santiago y cierra España! y la han actualizado con suma facilidad, para iniciar la segunda reconquista, al cambiar un Santiago apóstol por otro que no lo es menos.
Ante la afirmación de que no caben todos tendríamos que preguntarnos a quién se refieren con todos. Podría tener sentido si se refieren a los 259 millones de migrantes del planeta (una persona de cada treinta en el mundo es migrante). Pero nadie, en su sano juicio, puede pensar que todas las personas que viven fuera de su país de nacimiento quieran residir en España. Solo el 2,4 % lo ha hecho.
Pablo Casado tuvo la osadía de aclarar (El País 30/07/2018) que su todos son «cincuenta millones de inmigrantes africanos recabando dinero para poder hacer estas rutas». No sé qué enseñan en el master de Aravaca, pero su alumno estrella ha debido entender algo mal. Las personas nacidas en África, que viven fuera de su país, son 38 millones, la mayor parte de ellas reside en países del mismo continente que acogen a 25 millones de inmigrantes. De quienes viven fuera de África, en 2017, residían en España un millón cuarenta y una mil personas; y de ellas tres de cada cuatro eran marroquíes. El siguiente país africano, en la lista de la migración a España, es Senegal (en el puesto 16) con sesenta y una mil seiscientas personas, el 1,2% de la población migrante en España. ¿Dónde están los cincuenta millones de africanos a que aludía Casado?
Pablo Casado dijo también que el espacio en España “no es ilimitado” (Efe 24/11/2018), pero para la gente rica siempre encuentran sitio. Los ricos son como los ángeles, no ocupan lugar. Pueden comprar inmuebles (uno o varios) -por valor total de 500.000 euros- y obtener así un permiso de residencia, familiares incluidos (cónyuges, descendientes y ascendientes). Esa cualidad tan singular de no ocupar espacio, que antes era privilegio del saber, ha sido transferida al dinero. Quizá el Sr. Casado tenga presente que el caudillo, que también miraba por la gente pudiente, hizo una España grande para que no les faltara sitio (con la ayuda de 80.000 mercenarios marroquíes por cierto, aunque esto igual prefiere olvidarlo).
Lo cierto es que no hay ningún todos real. Se trata de una construcción política e ideológica creada por y para el rechazo a las personas migrantes. Lo real es que la población migrante ha crecido en España en 307.000 personas desde 2015, (el 0,66 % sobre el total de la población). En Alemania, en el mismo período, el crecimiento es de 3,5 millones de personas (el 4,26 % de su población total). El porcentaje de la población migrante sobre el total de la población es del 13,2 % en España y del 16,6 % en Alemania (Eurostat). Hasta llegar al porcentaje de Alemania España podría acoger a millón y medio más de personas migrantes. ¿Por qué dicen que no caben más?
Los presidentes autonómicos de Aragón, Galicia, Asturias, La Rioja, las dos Castillas, la España vacía que abarca el 52,8 % de su superficie, se reúnen, como lo hicieron el pasado mes de septiembre, para tratar el problema demográfico y definir “de una vez” una estrategia contra la despoblación.
Lo mismo ocurre con el bajo índice de natalidad, otra cuestión que choca de frente con el mensaje de no caben todos. Hasta la banca ha relacionado la política demográfica y la de migración, pero los poderes políticos llevan estos discursos en paralelo sin llegar nunca a relacionarlos. Sorprendente.
Puestos a hablar con sentido común, cualquier persona, que no tenga rechazo hacia a las personas extranjeras, propondría regularizar la llegada de migrantes para compensar el bajo índice de natalidad y de familias para llenar de nueva vida pueblos y comarcas en retroceso.
Debemos plantearnos también regularizar la situación de quienes ya están aquí. Es una incongruencia achacarles ser una carga para el estado social al tiempo que se les niega el permiso de trabajo. El permiso de trabajo les permitiría generar derechos y contribuir con sus impuestos al sostenimiento del estado social y no tener que someterse a trabajos marginales en condiciones de semiesclavitud.
Al decir que no caben todos lo que están queriendo decir, pero no se atreven, es que no cabe nadie; salvo las mujeres latinas necesarias para cuidar a sus familiares dependientes y rezan al mismo dios. España otorgó el estatuto de refugiado a 595 personas en 2017 y en febrero de 2018 estaban pendientes de resolución 42.025 solicitudes de protección internacional.
Los partidos no son xenófobos para adaptarse al pensamiento mayoritario de la población por razones electorales. Es precisamente su discurso antiinmigrantes el que a la larga lograr influir en el pensamiento de la gente. Durante todo el año 2018 en las encuestas del CIS sobre los principales problemas del país, la inmigración se mantiene por debajo del 5% (solo en los meses de julio, septiembre y octubre se supera coincidiendo con el aumento de las llegada de pateras y su tratamiento en los medios de comunicación). La misma actitud positiva de la población se refleja en el Eurobarómetro de primavera de 2018 en el que casi dos de cada tres españoles (el 63%) expresa sentimientos positivos hacia los inmigrantes. Los pobres no desean una guerra entre pobres. No es buenismo señor Rivera, es humanidad e inteligencia. (5M Abrazada).
Me da la impresión de que la política migratoria no es un problema de sitio. Donde no caben las personas migrantes es más bien en la cabeza de políticos racistas o xenófobos que inventan excusas para no mostrar su verdadera cara. Quizá les molesta mirarse en el espejo y reconocer cómo son en realidad.
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