Comunicado de las organizaciones internacionales presentes en Tunez sobre la situación de las 36 personas migrantes de Costa de Marfil deportadas por el gobierno tunecino a la zona desértica fronteriza con Libia
8 agosto 2019
Después de cinco días interminables, durante los cuales no cesamos ni un minuto de presionar a las autoridades tunecinas en la frontera, hemos recibido una noticia reconfortante esta mañana: las 36 personas migrantes de Costa de Marfil (21 hombres, 11 mujeres, una embarazada y 4 niños muy pequeños) deportadas el sábado pasado por la Guardia Nacional (militares tunecinos) desde la ciudad de Sfax (en el centro de Tunez) a la frontera con Libia, finalmente se encuentran en un lugar seguro. El representante de la diáspora de Costa de Marfil lo confirma a través de un mensaje en video.
Estas 36 personas no han muerto en ese desierto fronterizo donde fueron abandonadas sin comida ni agua, gracias a la red tunecina e internacional que se ha movilizado con todos los medios disponibles. Estas personas ahora están a salvo gracias a la difusión del video que ellas mismas enviaron, a la manifestación en el puerto de Zarzis, a la movilización organizada rápidamente por la Caravana internacional en la sede del ACNUR en Túnez, y a la cobertura con la que la prensa europea ha destapado las mentiras del gobierno tunecino, el cual inicialmente había negado la evidencia, acusando de locura y delirio al grupo de activistas que no dejaron de denunciar lo que estaba sucediendo y se negaron a abandonar su monitoreo en la frontera con Libia en todo momento. Solo al final el Gobierno tunecino, un gobierno que la Unión Europea sigue considerando como un interlocutor confiable en términos de respeto de los derechos humanos, ha hablado de «simple transferencia» a la frontera. Pero esto no fue una «simple transferencia”. Fue una sentencia de muerte de personas inocentes.
Por muchas razones, este episodio deplorable es paradigmático de las políticas de inmigración criminal que se implementan en ambos lados del Mediterráneo. Esta «simple transferencia” confirma y refuerza lo que los propios migrantes nos dijeron durante nuestra estancia en Zarzis: Túnez no puede considerarse un «país seguro».
En segundo lugar, este episodio destaca la responsabilidad de todos los países de la UE que no solo permiten, sino que incluso apoyan a gobiernos, dictaduras y milicias, como es el caso de Libia, que son culpables de violaciones terribles y sangrientas de los derechos humanos.
La Unión Europea, con su política de externalización de fronteras, es asimismo responsable, al proporcionar recursos e inteligencia a los países del norte de África para militarizar las fronteras y aplicar políticas represivas y asesinas hacia las personas migrantes.
Desde nuestros países, al regreso de Zarzis con la satisfacción de haber conseguido este pequeño, pero importante resultado, continuaremos monitoreando la situación en Túnez y Libia gracias a nuestros contactos locales. Continuaremos con todas nuestras fuerzas apoyando a las organizaciones locales y a todas aquellas personas que, como nosotras y nosotros, no quieren rendirse ante estas políticas de muerte y luchan por la libertad de movimiento y por el derecho de los seres humanos a elegir dónde vivir.
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