Foto: Ecuador Etxea

Hoy queremos felicitar el año a todas las personas y desearos que se cumplan todos vuestros deseos e ilusiones. Termina el 2020, ha sido un año duro para la vida, la salud, el trabajo, los derechos. Desde Ongi Etorri Errefuxiatuak no nos cansaremos de gritar y de exigir a los poderes públicos que deben garantizar una VIDA DIGNA para todas las personas. ¡¡Todos los derechos para todas las personas!!

Y ¿QUÉ ES UNA VIDA DIGNA?

Una vida digna es comer caliente. Resulta increíble que en una sociedad rica como la nuestra haya personas que no puedan comer caliente tres veces al día. La administración tiene que garantizar que todas las personas tengan acceso al alimento.

Una vida digna es tener un techo. La vivienda es un derecho recogido en la Declaración Universal de los DDHH y en la Constitución. Según el Gobierno Vasco, en Euskadi hay más de 90.000 viviendas vacías. Sin embargo, muchas personas viven en la calle y tienen que esperar tres meses para acceder unos días a un albergue. En Bilbao hay muchas personas viviendo en la calle. Hay que facilitar viviendas a quienes no tienen, hay que parar los desahucios y regular el mercado del alquiler. ¡Nadie sin hogar!

Una vida digna es recibir atención sanitaria. El derecho a la salud es otro derecho fundamental. Si no tienes padrón no tienes derecho a la asistencia universal. Estamos en plena pandemia y la salud se ha convertido en una prioridad para cada persona y para toda la sociedad. Tenemos que cuidarnos y cuidar. En ninguna circunstancia se puede negar el derecho a la salud a nadie.

Una vida digna es poder migrar. Ojalá nadie tuviera que migrar y pudiera vivir dignamente donde nació. Ojalá las condiciones de vida en los países de origen de muchas personas migrantes garantizasen una vida digna. Sin embargo, 8500 niñas y niños mueren de hambre ¡cada día!, y las guerras siguen devastando pueblos y territorios enteros. Además, hay persecuciones por razones religiosas, étnicas, de opción sexual, ideológicas, por defender los derechos humanos, por no admitir matrimonios forzados o por explotación sexual… Las personas que huyen de esas crueles realidades tienen derecho salir de su país para buscar una vida mejor, tienen derecho a un tránsito seguro y a una acogida digna. Euskadi es tierra de acogida.

Una vida digna es poder empadronarme. Todas las personas tenemos derecho a estar empadronadas en el municipio donde vivimos, incluso las personas que viven en la calle. Quien no tiene padrón no tiene derecho a nada, administrativamente es como si no existiera. Sin embargo, se está haciendo negocio con el padrón y se está negando el padrón social a quienes, por vivir en condiciones inseguras en pisos abarrotados, no pueden empadronarse en ellos.

Una vida digna es que no me pare la policía por el color de mi piel. No queremos racismo ni xenofobia ni en la Ertzaintza ni en ningún sitio. Queremos una sociedad igualitaria en la que no se juzgue a las personas por el color de la piel, por su lugar de origen o por su posición social. Todas las personas somos iguales en dignidad y derechos.

Una vida digna es recibir educación y poder formarme. Todas las personas tenemos derecho a recibir educación, especialmente en la infancia. Todas tenemos derecho a crecer y a desarrollarnos para aportar a la sociedad y ser críticas ante la injusticia.

Una vida digna es tener trabajo. La mayoría de las personas queremos trabajar y vivir de nuestro trabajo. El acceso al trabajo es un derecho, pero la Ley de Extranjería prohíbe trabajar durante tres años a las personas migrantes. ¿Cómo se puede subsistir sin permiso para trabajar? Regularización ya. Además, muchas veces los sueldos son de miseria y las condiciones indignas. Hay que acabar con la explotación laboral.

Una vida digna es tener unos ingresos mínimos garantizados. Es necesario instaurar una Renta Básica universal e incondicional que garantice que nadie vive por debajo del umbral de la pobreza y que todas las personas tienen garantizada la satisfacción de sus necesidades básicas.