Día Menos Uno: 35 grados y las maletas sin hacer

 

Este es  el séptimo viaje que realizamos desde la red estatal Caravana Abriendo Fronteras/Mugak Zabalduz Karabana. Este año 2022, además, somos tan chulas que en vez de organizar un viaje militante, organizamos dos!!

 

Del 15 al 24 de julio la Caravana Pirineos-Alpes recorrerá los pasos de las fronteras de ayer y de hoy, y a finales de septiembre, con la Marcha a Bruselas, nos juntaremos muchas organizaciones europeas para protestar contra las mortíferas políticas migratorias de la Unión Europea.

 

¡Para chula, yo! Este año en vez de empezar las crónicas el primer día, empiezo el día menos uno.

 

Última reunión de preparativos para la caravana. Estamos dócilmente sentadas en círculo veinte personas  en la Ekoetxea del casco viejo bilbaíno. Veinte personas, de las sesenta y dos personas apuntadas desde Bizkaia.. ¿Os parece poco?  Hay 35 grados afuera, el mero hecho de desplazarse o hacer el más mínimo esfuerzo es arriesgado. 

 

Cristina y Carmen han preparado la reunión e intentan desesperadamente que entre todas creemos diez comisiones, con cuatro persona en cada una, dispuestas a turnarnos para llevar la megafonía, cuidar  los espacios, cargar con las pancartas, escribirlas, preparar las acciones, coordinarnos y levantar el ánimo en los laaargos recorridos en bus, dirigir los coros, preparar la logísticas, traducir, rellenar los bocadillos, tuitear, comunicar, … 

 

Buf, ¡Qué complicado!! 

 

 ¡Creo que lo único que tenemos claro es quién va a conducir el bus!  

 

Para las comisiones, no salen los cálculos, decidimos posponer la organización a cuando estemos en el bus. Tanto el reparto de las tarea cómo los debates de por qué las camisetas de la Marcha a Bruselas son azules, y por qué el logo es en inglés. Propongo que el tema del colonialismo en el uso de los idiomas se debata entre Bielsa y Perpignan (390 km) y si le añadimos el uso de los idiomas minoritarios, “minorizados”  y su incidencia  sobre el alma de los pueblos (¿pueblas? ¿puebles?), creo que tenemos para debatir hasta Turín. 

 

A lo largo del recorrido, en algunos pueblos, además de ofrecernos un espacio para desplegar nuestras esterillas para dormir, nos dejan algunas camas, pero no hay camas para todas. ¿Cómo repartirlas? Y, sobre todo ¿Qué comisión lo decide? 

 

Un criterio claro: la edad, vamos a reservarlas para los participantes que tienen entre 62 y 72 años. Claro, porque quien tenga más de 72 años y se haya apuntado a esta Caravana está loca de remate. En este caso, ¡Qué más da dormir al suelo o en un palacio de tres estrellas! Dicen que dicen que circula por allí una lista secreta con los nombres de la gente que tiene esa edad… ¡Pero la escondemos! Si la CIA (o el PNV) se entera del nivel de activismo de la gente mayor de 60 años seguro que aumentan la edad de jubilarse hasta los 90 años e ilegaliza al movimiento de pensionistas. 

 

Proponemos dormir todas al suelo, pero además entre ortigas y cardos. 

 

¡Somos del norte, ostias!

 

Y así, con el ánimo levantado, y la temperatura que ya ha bajado hasta los 30 grados, levantamos la sesión y vamos a beber. Gero gerokoa, bihar biharko.

 

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Día 1:  “Gauden tokitik hasi behar dugu beste mundu baten bila” (tenemos que empezar un nuevo mundo desde el lugar que habitamos).

 

Últimos preparativos: el bloc de notas, la protección solar, el plato y el vaso de plástico, las gafas y, muy importante, la tienda de campaña. No la encuentro.  Busco, acuso a mis hij@s, a mi pareja, a toda la familia hasta que por fin caigo en la cuenta. El año pasado, en la caravana a Canarias, nos pidieron dejar tiendas de campaña para los migrantes de Tenerife que se habían quedado fuera del campamento de las Raíces. 

 

Solidaria, vale, pero solidaria y desmemoriada, ¡mal asunto! 

 

Logro encontrar el resto de mis pertenencias, añado un librito de poesía para los emotivos momentos de compartir del autobús (salvo el recorrido Bielsa-Perpignan en el que, cómo os acordáis, hablaremos del uso colonial de los idiomas mayoritarios). 

 

Vamos al Local de Ongi Etorri Errefuxiatuak de la calle Pelota y elegimos el material de venta y propaganda que nos vamos a llevar (cómo podéis leer, evito el término “marchandising”) ¿Las camisetas negras y amarillas de OEE? Buff, muy vistas, ¿las de la Marcha a Bruselas “Rights! No deaths”?  descartadas por imperialistas, ¿las de Erregularizazioa orain (regularización ya)? Muy muy recomendables por el uso de idioma minoritario y hechas por un colectivo de personas racializadas PERO son de algodón gordo y de color negro, 

 

¡Qué calor! 

 

Lo único sensato sería llevar un buen par de tijeras para recortar y tunear las camisetas de años anteriores.

 

Abordamos el bus, cómo siempre, en la Plaza San Nicolas. En la foto de arranque de Caravana echamos en falta a varias compañeras y compañeros que no nos han podido acompañar este año. 

 

Estas crónicas van dedicadas a Dani, Victor, Itzi, Imma, Argi  y demás compañeras, también a Zakaria que nos dijo el otro día cuando volvíamos de la playa: “cuándo tenga papeles iré con vosotras de caravana”. 

 

Eso mismo ha debido pensar Lucía, activista feminista y periodista comunitaria guatemálteca sentada al fondo del autobús, que estrenara mañana su documentación de asilada política pasando la frontera Irún/Hendaya. 

 

Llegamos a Irún, con la alegría de volver a ver a las compañeras caravaneras de otros años que han venido desde Madrid, Valencia, Menorca, Huesca, Miranda, Barcelona, Araba,  Cantabria, Asturias, Andalucía y, sobre todo, a las compañeras de Gipuzkoa que se han volcado en preparar estos dos primeros días.  

 

Por cierto, me avisan de una errata en la crónica menos uno. Son varias las compañeras de más de 72 años, más de una dormirá en el suelo, y tampoco parecen mucho más locas de lo que somos las demás… 

 

Acomodamos nuestras colchonetas y sacos en la céntrica escuela Dumboa y llegamos a la plaza Moscu. ¡Oups, no la han desbautizado ni illegalizado todavía? 

 

Las compañeras de Irungo Harrera Sarea y de Etorkinekin nos cuentan el acompañamiento diario a las personas en tránsito, la dura realidad del acoso policial en la frontera que este año ha costado la vida a nueve personas; muchas ahogadas en el río  Bidasoa y otras arrolladas por el tren en Ziburu.

 

Eduard, marinero rescatador del Aita Mari, nos habla de su trabajo cotidiano. “Son cosas muy duras” condensa en estas parcas palabras la cínica realidad de los asesinatos en el mar, las 21 muertes diarias en las fronteras españolas, las 4404 personas que murieron en las rutas de acceso a España en 2021. 

 

Su mirada se pierde y parece que está avistando a uno de los 83 barcos desaparecidos este año con todos sus pasajeros (cifras de Caminando Fronteras).

 

El siguiente en coger el micrófono es Amets Arzallus. Sus versos atraviesan el bullicio de la plaza y la indiferencia de estas políticas asesinas. “Gauden tokitik hasi behar dugu beste mundu baten bila” (tenemos que empezar un nuevo mundo desde el lugar que habitamos). Su libro,  “Miñan” “hermanito”,  escrito junto con Ibrahima Balde, hace eso justo: construir fraternidad, derrumbar los muros de la indiferencia y del olvido.

 

Giacomo nos presenta a las personas “testigas”  integrantes de Carovane Migranti que nos acompañan este año. Le han vuelto a denegar el visado a Djalila, madre de dos hijos desaparecidos en el mar que conocimos en la Caravana de Almería-Ceuta-Huelva y que no ha podido venir desde Túnez. 

 

Cuando habla Melissa nos acerca a la realidad de las caravanas mesoamericanas. “En estos momentos hay compañeras que están haciendo las maletas, otros que están caminando por el desierto, otras cruzando muros y vallas, y muchas buscando los cuerpos de sus hijos desaparecidos”.

 

Dalila ha tenido que dejar su país de origen, Honduras,  y vive en la casa de defensoras de Basoa. Melissa, también de Honduras, también defensora, vive en Italia:  “Yo soy defensora y soy feminista. Vivía defendiendo a otras personas. Aquí se me despojo de todo; de mi forma de expresar, de mi identidad.”

 

Hajer sube al escenario y nos habla del doloroso camino de la lucha por la verdad de las madres de desaparecidos. Ni el gobierno tunecino ni el gobierno italiano les ayudan en la búsqueda de los cuerpos. Once años de lucha. “Mis hijos, cómo todos los jóvenes, tenían sueños, y  los sueños de los jóvenes en Túnez pasan por cruzar fronteras, ir a ver qué hay al otro lado del Mediterráneo”.

 

Noemí, convertida en veterana tras haber pasado ya por las otras seis caravanas, acaba de llegar con varias compañeras desde Valencia, y saluda en nombre de Caravana Abriendo Fronteras. Sigue un grupo de reggae que nos hace un recorrido cantando Bob Marley, Alpha Blondie, hasta llegar a Tikhen Jah Fakoly “ouvrez les frontières”.  Bailamos recordando el “5M, la abrazada de los pueblos y de los derechos humanos”, esta acción de un abrazo gigante que realizamos en varias ciudades y pueblos el cinco de mayo 2019 mientras leíamos los nombres de las personas muertas y desaparecidas en fronteras, al ritmo precisamente de esta canción. “Ouvrez les frontières”. La noche cae y,  siguiendo el río Bidasoa volvemos a la escuela de Dumboa donde nos espera Arantza con la puerta abierta, una sonrisa ancha y las últimas instrucciones para mañana.

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Día 2: Homenaje a la Memoria del Tránsito Migratorio

 

Tras una noche apacible, un copioso desayuno nos espera en Kabigorri Atheneo, espacio que promociona actividades socio-culturales  en el casco viejo de Irún: melón, tomate, aceite de oliva, pan y cafecito preparados con esmero y cariño por el grupo de Ongi Etorri Gipuzkoa.

 

En la mesa de desayuno, apartamos un poco las migas de pan y desplegamos las camisetas de la Marcha a Bruselas. 

 

Esta vez hemos previsto las tallas XXL para chicos y chicas. ¡Que cada persona encuentre a su gusto!. Las tijeras acechan, deseosas de recortas cuello y mangas. ¡ Ni se os ocurra ! La Marcha a Bruselas es a finales de setiembre y necesitaremos mangas, cuellos, bufandas y gorros de lana !!  

 

Por cierto, podeis  precipitaros en el local de OEE para reservar vuestra talla. Vendemos muchas, y eso que son imperialistas, llevan el color azul de la aborrecida Unión europea y, además, reproducen la división binaria arbitraria de la sociedad. O sea, para los no-iniciados, son de chicos y chicas.

 

Nos dirigimos hacia el puente Santiago atravesando el mercado matutino donde compramos unos apetitosos tomates y queso artesano y oloroso para la “comida autogestionada”, o sea, buscaros la vida. 

 

En la rueda de prensa, Itziar, desde Irungo Harrera Sarea, nos recuerda que migración no debería ser sinónimo de muerte sino de valentía. Iñigo Mijangos, coordinador de Salvamiento Marítimo Humanitario, nos habla de las políticas de represión fronterizas que los gobiernos van trasladando, mientras funcionan, desde Grecia a italia, de Turquía, a Francia, a Niger, Marruecos, a los Balcanes…

Vamos al parque del Puente de Santiago para Inaugurar  un monolito “Homenaje a la memoria del tránsito migratorio”, un bloque de piedra en forma de vela sostenido sobre una base en forma de barco con una sencilla anotación“las fronteras cierran caminos que los pasos de los migrantes abren”  “en doloroso recuerdo de las personas migrantes que dejaron aquí su último aliento”.

 

Jon Unanue, joven bailarín de Irún, abre el acto con un aurrezku. El sonido del tambor y clarinete retumba dignidad mientras siete compañeras sostienen las lápidas. 

Cantamos: “Europa calla y mira al otro lado pero alguien llora y se desespera gritando un nombre que no responderá”

 

Anaelena recrea las vidas de las nueve personas desaparecidas. En abril 2021, Tessfit Temzide, joven eritreo,  inauguró la lista. Cuando murió el padre de Yaya Karamoko, en Costa de Marfíl, él decidió irse para Francia, ante la presión de su madres y hermanos menores. Paso cinco días a la deriva en Canarias, en un cayuco donde varios de los ocupantes murieron. Él se salvo, pero el 22 de mayo de 2022, murió ahogado en el Bidasoa. 

 

           Ahmed, Mohamed y Fayçal ya habían logrado cruzar a Francia y seguían  su camino, por vías alternativas para no llamar la atención de la policía. Quedaron dormidos en la vía  y el tren les arolló a la altura de Ziburu. El 20 de noviembre falleció Sohaibo Billa, 40 años.  Llevaba varios años en Europa pero ante la imposibilidad de poder llevar una vida digna “con papeles”, decidió probar suerte en Francia. Ibrahima Diallo, Senegal, murió el 12 de marzo, ahogado en el Bidasoa ante la mirada atónita de sus compañeras que no pudieron auxiliarle y quedaron traumatizados para siempre. Abderramen Bah fue el último, el 18 de junio. Nos movilizamos para denunciar su muerte una semana antes de los trágicos asesinatos de Melilla. 

 

           ¿Cual fue la respuesta del gobierno vasco ante estas muertes? 

 

Colocar unas placas en el río Bidasoa en varios  idiomas incluyendo el árabe y el francés y sacarse la foto. « Cruzar el río es peligroso ». Claro, ¿Alguien podría indicar, de forma clara y en varios idiomas,  cuales son las vías seguras ? 

 

El acoso policial empuja a las personas a utilizar vías cada vez más peligrosas. La presión en los recursos de acogida también influye. Si las personas que llegan de frontera sur tuviesen recursos donde poder descansar más de dos días, contactar con sus familiares, no se verían empujadas a estos extremos.  

 

En los años 50, 60 y 70, centenares de Portugueses que huían de la dictadura y la pobreza también se ahogaron en el río Bidasoa. La  historia se repite, las mismas causas que expulsan a las personas de sus países, los mismos obstáculos para ejercer el derecho a la movilidad, las mismas trágicas consecuencias, y el poco echo en los medios. 

 

           A los ojos de Anaelena se asoma el cementerios de Rottoli, en Palermo (Caravana a Italia, 2018), y las palabras del párroco, Doménico, : “Este no es un lugar de gritos sino de silencio pero de este silencio nace el grito. ¡ No son muertes, son asesinatos! »

Terminamos el acto y nos alejamos poco a poco del parque. Allí queda el monolito, lugar de Memoria y Dignidad. Porque ni queremos ni debemos olvidar.

 

 Estamos cerca de Ficoba (Irún), buscamos un parque a la sombra para devorar nuestros bocadillos de tomate y queso. El mismo donde, hace cuatro años,  comimos los mismos bocatas, con cerveza, durante la cumbre  contra el G7, antes, o después, de la carga policial.

           El bus nos lleva a Baiona donde las compañeras de Etorkinekin y Diakite nos esperan. Nos cuentan que estos colectivos nacieron de la organización ciudadana que, a partir del año 2017, veía que los migrantes que venían del sur tenían que dormir en la calle dos o tres días antes de seguir su viaje. La gente se emocionó y se preocupo, empezaron a traerles comida, y presionaron al alcalde para que abriese un local. El centro “Pausa” nació de esa exigencia ciudadana.  El trabajo de Etorkinekin, que federa muchas asociaciones de Euskadi norte, incluye la acogida (en muchas casas particulares), la sensibilización y la presión política. Trabajan también estrechamente con los demás puntos fronterizos: Briançon/Roya, Persignan y Caláis.

 

           Bidasoa Etorkinekin es un colectivo de unas 60 personas que se preocupen de recoger a las personas migrantes perdidas, indicarles el camino, y lo que haga falta.

 

           La criminalización de la solidaridad empezó en el valle de la Roya, en 2017, cuando Francia decidió volver a cerrar las fronteras Schengen, violando la legalidad del propio pacto: el derecho de circulación esta inscrito en el pacto de Schengen, y los controles en las fronteras interiores solamente se pueden restablecer para un tiempo limitado y en circunstancias excepcionales. Llevamos cinco años. 

 

           En enero,  en los Alpes (frontera franco-italiana), murió un joven marroquie de 32 años, Fathallah Blafhail, ahogado en una presa, y Ullah Rezwan, joven afgano de 15 años, arrollado por un tren. 

 

       Cambian las circunstancias, los lugares de procedencia, las fechas, pero las causas son las mismas, y la misma dificultad tienen los familiares para obtener visado para venir a reconocer los cuerpos, rapatriarlos, o darles sepultura aquí, identificarles, y un sin fin de obstáculo para los  tal cómo nos comentaba Hajer, madre tunecina, y las compañeras de Irungo Harrera Sarea ayer.

 

           Desde que en 2017, en el valle de la Roya, la policía empezó a arrestar a personas que llevaban en sus coches a migrantes en tránsito. Los “delincuentes solidarios” han ganado varias batallas jurídicas. Mientras no se demuestra interés económico, la solidaridad no es penada. Se les debió de olvidad a los policías que arrestaron a Eñaut el 6 de julio en el peaje de Urrugne mientras iba a Baiona con tres personas migrantes en su coche.

          

Salimos y nos dirigimos al centro Pausa en manifestación para acabar en la Prefectura donde colocamos varios carteles. 

 

Varias compañeras exponen las reivindicaciones. Después del acto una compañera se queja de manera insistencia de que las palabras hayan sido sólo en euskara y francés y no se haya traducido al castellano. 

 

¡Si venga !! Otro idioma imperialista y opresor !! ¡Ni hablar! 

 

La temperatura no baja de 35 grados, así que decidimos unilateralmente cancelar la última manifestación del día en Irún.

 

¡Qué flojos ! 

 

En el bus nos empezamos a liar con las tareas : « necesitamos 15 personas para poner las mesas. No, necesitamos 8 de cada autobús para servir la comida. ¡Que no! !Son 5. ¡Pero ya se apuntaron ayer! ¿Donde esta la lista ? ¿ Quién ha apuntado ? ¿con qué bolígrafo ? ¡ Falta gente ! No!. Sobran !! Bueno, necesitamos los platos y cubiertos para la cena ? ¿Donde esta la información ? ¿En el canal de Telegram ? ¿cual de ellos ? ¿en el whats up ? ¿Qué territorio esta encargado ? ¿Llamamos a Gipuzkoa ? ¿ A Navarra ? ¿A Córdoba ?

  

Cuidado,  compañeras que estoy al acecho,  a las más mínima os kronifico. 

 

           Me van señalando ya tres erratas en la crónicas de ayer, pero he decidido no corregirlas, que sino mañana me van a encontrar otras 10. ¡Qué presión! 

 

Noche agradable, empieza a soplar un poco de brisa en la plaza Urdanibia/Moscu de Irún. Las compañeras han organizado con un excelente cocinero sirio una riquísima cena que nos reparten sigilosamente las compañeras antes apuntadas/ no apuntadas/en qué lista/tenemos hambre/Qué buenos están los pastelitos de pistachos. 

 

Nos arrastramos hasta la escuela de Dumboa, que ya hemos hecho nuestra.

Nos quedamos profundamente dormidas…hasta que un jodido despertador nos arranque brutalmente del sueño…a las seis de la mañana !!

 

En cuanto identifiquemos a las dos compañeras que nos han quitado estas dos horas de sueño, no solamente las kronificaré sino que se van a quedar toda la caravana  fregando los platos, barriendo los dormitorios, redactando los comunicados, sacando las fotos, subiéndolas a redes, traduciendo, preparando bocatas y cantando en el autobús !!

 

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Día 3: Gurs, la memoria de los Republicanos españoles, de las Brigadas Internacionales y de las víctimas judías.  

 

Nos levantamos perezosamente. Las cervezas que arramplamos ayer en la Plaza Moscu no ayudan. La alegría de compartir vivencias con las compañeras de Irún, junto con largas horas a pleno sol, nos crearon una sensación de impunidad absoluta y nos impidieron contar las rondas… Además, caravana tras caravana cada vez el suelo es más bajo y cuesta más desentumecer nuestros músculos. Y, claro, las que no llegamos a los 75 años no podemos ni quejarnos.

 

Hoy salimos de Irún y nos vamos para Aragón. 

 

En Kabigorri se amontonan  nuestras maletas y mochilas. ¿A quien se le ha ocurrido poner una pegatina de Ongi Etorri para identificar su maleta? 

 

Nos han preparado  desayuno y bocadillos. Tenemos de todo : melón, sandía, hasta café con hielo!!

 

Josu Chueca, historiador y escritor, nos introduce a una página dolorosa y vergonzosa de nuestra historia europea.  La de los campos donde las autoridades francesas encerraron a los refugiados españoles durante la guerra civil.  El campamento de Gurs (Olorón, Aquitania) se inauguró en 1939 con 6000 refugiados vascos y luego se convirtió en campo de exterminio para personas judías. Al desmantelarlo, rápidamente  hicieron desaparecer todos los barracones y plantaron árboles para disimular hasta que un historiador eligiera Gurs cómo tema de investigación y decidió rescatarlo para honrar la memoria de las más de 60.000 personas que vivieron, sufrieron y resistieron allí.

 

Volvemos a subir al autobús y seguimos camino. El paisaje del pirineo aragonés nos envuelve en la espesura de sus montes, ríos y gargantas. No puedo apartar la mirada de la ventana. Me vuelvo contemplativa y dejo reposar el boli.

 

Del día de hoy sólo voy a rescatar tres imágenes. 

 

Primera imagen: El barracón de madera de Gurs, reconstruido donde antaño eran decenas de barracones iguales. Nos agobiamos con el calor y el poco espacio mientras Josu Chueca nos recrea la historia de sus habitantes. ¿Y si en vez de una hora tuviésemos que pasar allí varios años? 

 

Nos invade la misma sensación  que tuvimos en los campos de detención de Paranesti y Xanthi en Tesalónica (#caravanaGrecia2016), en Sicilia (#CaravanaItalia2018), en Tenerife (#caravanaCanarias2021), en el CITE de Hendaya (#CaravanaEuskalHerria2018) en el de Aluche en Madrid (#encuentrocaravana2016)  ¿Qué necesidad tiene nuestra sociedad de tanto encerrar? Es el momento de volver a leer a Michel Foucault «surveiller et punir».

 

Segunda imagen: el coro de la Rojinegra: una decena de hombres y mujeres ataviados con gorros rojos y negros de la CNT nos esperan en el Memorial a los Muertos del valle de Bielsa. Son el coro Rojinegro. Vienen del otro lado de las montañas, en Francia. Algunos de ellos son descendientes de republicanos españoles que allí encontraron refugio. Cantan con pasión un amplio repertorio de canciones republicanas en francés y castellano,  acompañados por tambor y acordeón. Poco a poco salen de la sombra personajes como Ponzán el resistente, que han rescatado del olvido y al que han puesto música. 

Entonamos a pleno pulmón «el pueblo unido jamas será vencido» que me traslada a otras latitudes y época. Cuando la cantábamos junto al pueblo salvadoreño y guatemalteco, recién acabada la guerra, en el 1992.

 

¿Y si fuera verdad?

 

El coro Rojinegro es incansable. Atravesamos el precioso pueblo de Bielsa al ritmo de «Santa Bárbara», nos acostamos con «Gallo rojo gallo negro» y nos despertamos con «la tortilla se vuelve». 

 

Tercera imagen: la mesa de la Resistencia.

Delante del pabellón municipal de Bielsa, entre el albergue y la piscina, nos sentamos cómodamente en la hierba para escuchar.

En la mesa, donde ondea la bandera republicana, la compañera de Caravana Abriendo Frontera-Huesca nos presenta el panel de charlistas:

 

Empieza Benjamin. Nos cuenta la resistencia de «La bolsa de Bielsa»  la del  último batallón republicano que se quedo atrapado y resistió en el valle.  

 

Daniel Sekou, joven senegalés cuenta cómo sobrevivió meses en los montes cercanos a la costa de Marruecos con un litro de agua diaria y un puño de cacahuetes antes de lograr cruzar hacía Europa y convertirse finalmente en jardinero en Bielsa. 

 

Ibrahim, curtido militante palestino, nos desgrana su vida de combates. Participó con  14 años en la  primera intifada. Más tarde, en 2002 en el asedio de la iglesia de la Natividad en Belén. Tras resistir  durante 39 días junto a muchos militantes palestinos acosados por las fuerzas israelíes, Ibrahim fue deportado a Francia junto a «los elementos más peligrosos».

Rebusco en la maltrecha bolsa hasta encontrar una camiseta «Rights no deaths»  de su tamaño para que la pueda lucir  y, quien sabe, acompañarnos a la Marcha a Bruselas, los próximos días 30 de septiembre y 1 de octubre.

Por cierto, aquí tenéis el enlace con el diseño de las camisetas (gracias Miji)

https://rights.nodeaths.eu/eu/grafikoak/

 

Y la noche cae en el pabellón municipal de Bielsa, refrescados nuestros cuerpos maltrechos por las horas de bus, refrescada nuestra memoria.

 

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Día 4:todas las historias terminan bien. Si acaban mal es que aún no han terminado.

 

Nos despertamos con una agradable sensación de frescor en el pabellón municipal de Bielsa. Y con precaución, aquí toser a las 6 de la mañana equivale a una declaración de guerra. 

 

El opíparo desayuno es amenizado por el corro Rojinegro. Además de cantar con pasión, llevan la letra de sus canciones escrita en paneles de cartón con letra manuscrita, lo que nos permite leer todas a la vez mirando en la misma dirección en vez de tener la mirada agachada y absorbida por las pantallas oscuras, individuales y acoltanadas.

 

En el recorrido hasta Persignan, además de mirar el  paisaje del Pirineo agreste y majestuoso, varias compañeras nos van leyendo fragmentos del libro «Sois historia, sois leyenda, hablando a mi hijo de la guerra civil y las  Brigadas Civiles», de Miguel de Lucas.

Y nos quedamos con la filosofía de esta magnifica recopilación «todas las historias terminan bien. Si acaban mal es que aún no han terminado». 

 

¿Sabíais que hubo voluntarios de China en las Brigadas Internacionales?

¿y cómo harían para entenderse entre gente que hablaba 12 idiomas diferentes? No creo que contasen con cascos de traducción simultánea así que seguramente serían más disciplinados y menos exigentes que nosotras.

 

Hoy me he decidido por la camiseta negra  «contra el racismo y la xenofobia. Tots els drets per a totes les persones». Todo políticamente correcto, con el logotipo unitario de Caravana Abriendo Fronteras, pero aquí falla algo. 

 

¿Por qué no hemos inventado todavía camisetas verdes de camuflaje para cuando en las paradas hay un sólo water y tenemos que mear, 150 personas a la vez, de manera discreta, entre los árboles? 

 

Para eso no nos sirven ni la rosa de Obrim Fronteres, ni la amarilla de Ongi  Etorri Errefuxiatuakk, por mucho que fomentan el uso del idioma territorial. 

 

Y ya que hablamos de marchandising, diseño y adaptación al medio: ¿Para cuando los tops, bikinis y bermudas con mensajes políticos?, ¿para cuando las manifestaciones nocturnas para escapar al sofocante calor de julio?, ¿las concentraciones en el río, las charlas en las piscinas?

 

Llegamos a Perpignan, (Rousillon), donde nos vamos a manifestar entre los vestigios romanos, medievales y modernos. Nos acoge Josie que a partir de ese momento toma las riendas de los eventos. Agradece la llegada de la Caravana a Perpignan, la ciudad francesa más grande gobernada por la extrema derecha, donde las militantes de derecha se sienten arrinconadas y aisladas.  

 

Empezamos la «deambulación». Delante de la alcaldía nos espera el coro «Voix Libres».  Su letra nos interpela : «Ne nous demandez pas d’ être indifférents», no nos pidáis que seamos indiferentes,  «j’ ai vu s’ envoler un charter, j’ ai entendu des gosses hurler».

 

Nos entrevistan también allí, con papel y boli ¡Qué artesanales y entrañables son estos franceses!

 

Nos trasladan a Elne, un pequeño pueblo a pocos kilómetros. 

 

¿Habéis visto la película “La maternidad de Elna”? 

 

Pues verla!! y así no os tengo que contar. En el recinto unos compañeros están friendo salchichas, otros preparando sillas y mesas, nadie parece tener muy claro el orden de las cosas. ¿Qué hacemos primero: ducharnos, cenar, o la mesa redonda con los colectivos locales?, ¿quién traduce a quién y cómo?, ¿cantamos, cenamos o bailamos? ¿dónde están las duchas? ¿dónde esta Josie?, ¿disponemos las colchonetas en el garaje, fuera o en el gimnasio?, ¿quién me ha quitado el cargador?, ¡hemos encontrado una cantimplora roja!, ¿y por qué los compañeros sentados en la mesa, cuadrada por cierto, ya han empezado a cenar? 

 

Empieza a tocar el grupo bereber Iriwan (vapor de agua) y nos olvidamos de todo lo anterior. Bailamos y cantamos. No necesitamos traductores, ni letra de canciones,  ni horarios, ni duchas siquiera. 

Bailamos al ritmo de las canciones azzemour (el olivo), Kerdami, Bin el Bareh.

 

¿Quién ha dicho que al norte de los Pirineos la gente es más organizada y más cuadrada?

 

 Una vez más, se desinflan nuestros esquemas preconcebidos y nuestros prejuicios se diluyen entre los ritmos bereberes y guineanos.

 

Josie, presidenta de la asociación solidaria con los migrantes logra por fin asentar a las ponentes en círculo, pero sin mesa redonda, y empieza la plática. Se succeden France (Ligue des Droits de l’ Homme), Carine (Welcome 66), Anne-Marie (Red de escuelas sin fronteras). Hablamos de los cuerpos de las personas migrantes atravesados por la violencia de las fronteras internas europeas, de los jóvenes eritreos expulsados cuando desmantelaron la jungla de Calais e instalados en este pequeño pueblo, de solicitudes de asilo rechazadas y de jóvenes sin escolarizar, de trámites absurdos e injustos, de familias enteras instaladas en Francia hace 11 años y  todavía sin papeles,  también hablamos de logros y esperanza. De jóvenes que ya han terminado su formación, tiene  papeles y trabajo. Estos son los logros que no salen en la prensa. En Irala (el mejor barrio de Bilbao, por si no conocéis… ), varios jóvenes que hemos acogido y acompañado también lo han conseguido. Con papeles han podido volver a su tierra a ver a su familia, buscar y conseguir trabajo, vivir más tranquilos, soñar, continuar, instalarse, charlar, ayudar a otros…

 

En la escuela de Elne donde vamos a dormir, Geraldine  tiene colgadas las ilustraciones del libro que describe una de las primeras experiencias de acogida de la zona, la de  Hubert Jourdan (Nice). « Qu’ est ce qui fait briller les yeux d’ Hubert quand il parle d’ hospitalité». «Después de tantas manifestaciones con el puño levantado intentando frenar el avance del facismo, me apetecía rescatar lo positivo, lo hermoso«, nos cuenta.

 

Mientras charlamos con Geraldine, un compañero nacido en la maternidad de Elne relata la extraordinaria experiencia de la enfermera suiza  Elisabeth Eidenbenz que rescato allí mujeres refugiadas españolas, judías y gitanas de los campos de Argelès-sur-Mer y alrededores  para que pudieran tener a sus hijos e hijas en condiciones decentes. 

 

No os digo más, ¡ver la película!

 

Y seguimos cantando con el grupo La Calebasse «o lele, o lele, moliba makasi” y hasta « el Segador »  en bereber. El baile y el vino logran lo que ni unas estupendas traductoras!!

 

Ondo lo egin. Bonne nuit.

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Día 5: “La indiferencia y el silencio son los cómplices habituales de la barbarie” (el archipiélago del desprecio, historia del campo de Rivesaltes de 1939 hasta hoy, Joël Mettay.)

 

Ayer, después de descolgar las ilustraciones de su libro sobre la experiencia de acogida de Hubert Jourdan en Tourette-sur-Loup (Nice, frontera franco-italiana) (¿Me seguis? ¿Habeís leído bien la kronika 3?), Geraldine habló con Kris, nuestra super logista, para improvisar el desayuno. Cada una con su idioma, otra vez sin ninguna necesidad de traducción. ¿Ya veis que cuando hay ganas…?

 

 A la mañana juntamos las sobras de la cena (tabulé, salchichas asadas, pan), con las sobras del desayuno de Bielsa, junto con más salchichas que nos acaba de traer Pere con su furgoneta, y lo que queda de los desayunos del grupo de Madrid (o de Catalunya, o Burgos, o Alava, no es errata, es improvisación). Luis (que ayer llamé Benjamin pero que a lo mejor se llama Pedro) rellena botellas con el agua caliente de las duchas para el café soluble (opción descafeinado incluida), Potxón (que sí se llama Potxón)  corta en mil pedazos la sandía gigante modelo cenicienta con el único cuchillo disponible, las demás abrimos el pan de ayer con los dientes (eso ya es kronoficción, gracias Amaia), y el patriótico camembert con el tenedor. Con tanto empeño que los bocadillos alcanzan todavía para el picnic de la comida. 

 

Eso sí es un desayuno auto gestionado, lo demás son tonterías. 

 

Abordamos los buses y nos dirigimos hacía la playa de Argeles. Allí,  Emita, Sonia, Virginia y Amapola nos hablan del campo construido por las autoridades francesas en 1942 en esa marisma y donde fueron internados sus familiares, acechados por el viento, la arena, el frío, las alambradas y los guardias armados. Se asoman las lágrimas al revivir ese sufrimiento, y nos transmiten esa emoción e indignación.

 

Tenían que enterrarse en la arena para protegerse del frío y del calor, a veces la gente se tiraba al mar para ahogarse de desesperación. Allí, fueron encerradas mujeres, niños, personas ancianas, y hombres partidarios de la república española que huían del fascismo, miembros de las Brigadas Internacionales que habían venido a defender la República.

 

Más tarde, durante la segunda guerra mundial, el régimen de Vichy siguió deteniendo y encerrando allí a las personas «indeseables» (gitanas, comunistas, otros refugiados europeos, homosexuales..). Y no os cuento más porque es una página de la historia que se merece más de tres líneas en esta crónica, porque el pasado vuelve, porque hoy en día muchos hombres y mujeres están encerrados en CIES y campos con diferentes  denominaciones en todo el mundo. Porque si no denunciamos y combatimos los fascismos de ayer y hoy, el pasado nos atrapa y nos engulle.

 

Andamos por la arena, la caminata es penosa bajo el sol, pero refrescamos los pies en el agua por lo memos. La playa está atestada de turistas. Doblan en número a las personas refugiadas de otras épocas, pero curiosamente no parece que representen un peligro. Les vamos repartiendo octavillas  y gritamos:

 

“Nous sommes tou.te.s des enfants d´immigrés, de l´air, de l´air, ouvrez les frontières” (no no no, no pienso traducir, estoy bajo mínimos, esta crónica es cada vez más mas participativa, “do it you self”). 

 

Hajer nos dirige unas palabras frente al Mediterráneo, en nombre de todas las familiares de hijos e hijas desaparecidas. 

 

Hacemos un minuto de silencio frente al mar, que sigue asesinando a los valientes hombres y mujeres cercados por la mortífera política securitaria de la Unión Europea.

 

 4404 personas han perecido en las rutas de acceso a España en 2021, un aumento de 103% en comparación con 2020 (Caminando Fronteras).  

 

Llegamos al Monolito (Argelès-sur-Mer, parcours de la memoria, 1939-42), construido en 1999, cuando las autoridades francesas reconocieron, 50 años más tarde,  de manera oficial su actuación.

 

¿Cuántos años necesitaremos para reconocer el holocausto migrante? 

 

40.000 personas muertas intentando llegar a Europa en 20 años (cifras de Femimist asylum).

Volvemos al bus, bien sentaditas, aire acondicionado, enchufes para los móviles, el agua helada que vende el chofer, pura felicidad para las caravanistas agotadas.

 

A la tarde nos dirigimos al campamento de Rivesaltes donde nos espera François Lemartinel, con una conferencia magistral. Nos habla del siglo XX que pasara a la historia como el siglo de los campos.

 

Nunca habrán sido tan numerosos, en todos los continentes y bajo todos los regímenes: nunca antes habían tenido formas tan diferentes. Desde el campo de internamiento para excluir, al campo de concentración marcado por el trabajo forzoso y la voluntad de deshumanizar, hasta los campos de exterminios concebidos para asesinar en masa”

 

El campo de Rivesaltes fue el más longevo de Europa. Setenta años, entre 1939 y 2007.  

 

Por allí pasaron las y los republicanos españoles, «indeseables» del régimen de Vichy, sirvió también de campo de tránsito para las personas judías entregadas por las autoridades francesas a los nazis, y en 1945, ironía de la historia, llegaron los prisioneros alemanes. Años más tarde llegaron desesperados los harkis con sus familias, huyendo de las masacres después de la independencia de Argelia, abandonados por sus “frères d´armes” franceses. Pasaron muchos años allí, acusados de traidores por los unos, abandonados por los otros, perdedores para todos. 

 

Los últimos habitantes  del campo de Rivesaltes, entre 1964 y 2007, fueron las personas sin papeles. 

 

Encerrar a las personas por una falta administrativa, sin que hayan cometido ningún delito, una política que, cómo bien nos explica Monsieur Martinel, todo el mundo sabe que no funciona, que sale muy caro, y que no sirve para nada. ¿Nada de nada? Sí, para satisfacer una opinión pública a la que antes hemos predispuesto al odio y al miedo. 

 

Nos habla de otras experiencias de acogida de pequeños núcleos familiares en medio rural, y termina con una crítica a las opiniones de izquierda o derecha. “La inmigración no es ni una calamidad ni una oportunidad, la inmigración es la vida de personas, que eligen su camino y su destino.” (la traduccíon no es literal ni literaria, es personal, con sus aproximaciones y errores). Nosotras también, en Ongi Etorri,  conocemos muchas historias de acogida alternativa. En todas, improvisamos, inventamos, aprendemos, reímos y caminamos juntas, subimos montes, saltamos ríos, doblamos ropa, firmamos papeles, saboreamos cuscus, cantamos en bereber, en árabe en euskara, en quechua y en lingala, lloramos juntas,  sembramos huerta, repasamos álgebra, empadronamos, arreglamos enchufes y grifos, jugamos al ajedrez o al fútbol, juntos, juntas, behin eta berriz. 

 

Termina la charla, ¿cuánto tiempo tenemos para visitar el museo?, ¿acortamos la visita para ir a la maternidad de Elne?, ¿la hacemos tranquilamente sin pasar por la maternidad?, ¿quién, cómo, dónde, a qué hora? Intento traducir, ingenua de mí, y huyo despavorida. 

 

Llegamos, tarde, por supuesto, a la maternidad de Elne, donde nos increpan por llegar tarde y tan numerosas. Intentamos mediar pero es imposible.

 

 ¡Traductor, traidor,!  Itzi, huyamos !!

 

Me siento un rato a la sombra y empezamos a charlar con una caravanista de Madrid (siguiendo las recomendaciones de confraternizar con los demás territorios y generaciones).

 

 ¿Eres de la CNT? Me pregunta, viendo mi gorra roja y negra. ¡Qué va! me encontré la gorra olvidada por otra compañera, en Irún y fue mi suerte que nadie me la reclamó. ¡Cualquiera sobrevive aquí sin gorra! Soy de otro sindicato, Steilas y le enseño mi cantimplora. “¿Eres francesa?”, “Para nada, vengo con el grupo de Bilbao pero soy belga”, “¿Pero eres de la organización, que te veo mucho con el micrófono? “Tampoco, no he participado en nada de la organización, sólo traduzco lo que me dicen”. La chica me mira extrañada. Las cosas no son lo que parecen. ¿Seré yo un fraude, una intrusa?

 

Despedimos a Amaia, a Josie y a las demás compañeras del Estado Francés que han organizado todo, nos fijamos en la mirada cansada de Josie. ¿Estará empezando a sufrir de Caravanitis organisitis? Ese mal que te acecha cuando todo el mundo te pregunta todo a la vez, que no sabes cuando por fin van a estar todas las caravanistas sentadas en el bus, pero sí sabes que por mucho que insistes van a llegar tarde, y luego se van a quejar porque no han podido ver todo, te van a hablar todas a la vez,  y a toda velocidad, interrumpiéndose los unos a las otras. 

 

¿Donde están las duchas?

 

Otra pesadilla con las caravanistas es que nos dedicamos al desplazamiento constante de colchonetas. Cada vez que nos dejan un polideportivo, enseguida buscamos donde están las colchonetas y empezamos a arrastrarlas donde sea, con tal de molestar a las compañeras que con grandes esfuerzos y promesas falsas han conseguido locales públicos para alojarnos. Y eso que traemos las nuestras desde casa, pero lo ajeno mola más. Asi que, ya sabéis, si estáis pensando en acoger a 150 caravanistas, poner las colchonetas bajo candado.

 

Esoesverdadnoeserrata.

 

Nos da pena abandonar a las valientes militantes DE IZQUIERDA de Perpignan. 

¡Eso sí era la errata de ayer! Los ganadores por orden de velocidad son Arantza y Victor.  Bravo! Os espera una caña en nuestra próxima etapa, en Venaus. Me abruma el sentido artesanal de las compañeras: las cartulinas con las letras de las canciones del coro Rojinegro,  el papel y boli con la que nos han entrevistado en Perpignan, y la fotocopia del artículo de prensa del día anterior que nos han entregado esta mañana 

 

 ¡Me han contagiado! 

 

Ahora me asalta el boligrafitismo; a partir de ahora escribiré mis crónicas a mano. 

 

En oleadas sucesivas, invadimos el restaurante vietnamita y a la pizzería de Elne donde devoramos los nems, samusas y otras delicias asiáticas, con cervezas vietnamitas y vino rosado francés antes de volver paseando a las antiguas escuelas del pueblo donde nos acostamos en nuestras mullidas colchonetas.

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Día 6: “Cuando tengamos un lugar donde llevarle flores a nuestro hermano, donde platicar con él, nuestros corazones podrán descansar”

 

Me despierto en las antiguas escuelas de Elne. La temperatura es agradable, el sol empieza a salir detrás de la torre medieval, a lo lejos. Miro las caras de mis  adormiladas compañeras de burbuja y lucha esparcidas entre las agujas de pino; pelo morado, pelo rojo, pelo blanco, pelo castaño. Algunas roncan ligeramente, otras se levantan despacito con sus maravillosos camisones de antaño. Mis compañeras de lucha. Me acercan agua fresca si la hay, protección solar, unas galletas, un cargador, una cerveza fría comprada al vuelo durante una manifestación. Sororidad. Algunas de las compañeras acabaron reventadas por la incómoda caminata en la playa de Argeles a pleno sol, otras se apuntan a la Caravana aún sabiendo que no van a poder dormir apenas, alguna sube la noticia antes de que ocurra, de pie a pleno sol, con el teléfono a punto de reventar, otras cargan con el pesado bafle, con los megáfonos, otras se apuntan a todos los turnos de limpieza antes de que se organizan, varias cogen por su cuenta habitaciones en  hostales cercanos para poder dormir un poco, y  estos viajes extenuantes salen más caros y agotadores que ir a Honolulú con sauna incluida. 

 

Aparece entre la hierba la cabecita blanca  de Martín. Saca la máquina de afeitar eléctrica, tranquilamente. Duerme al suelo, claro, cómo tiene más de 75 años sale de las estadísticas y de las listas de beneficiarios de camas. 

 

La Caravana también la vivimos por dentro, un espacio donde nos juntamos, nos cuidamos y nos reímos mucho.

 

Me acuerdo de las palabras que ayer nos dirigió Hajer Ayachi, madre de dos hijos desaparecidos en el Mediterráneo que viaja con nosotras: “seguiré creyendo aunque todo el mundo haya perdido la esperanza, seguiré construyendo aunque los demás estén destruyendo. Hablo de paz incluso en medio de las guerras,  (…), para todas las madres y los familiares de las víctimas del Mediterráneo, deseo que todo el mundo encuentre paz”.

 

Argeles-Venaus: tenemos hoy 670 km. Nos da para todo: Itziar dirige una sesión de estiramientos muy pro. Estamos muy atentas, parecemos un equipo de natación sincronizado con nuestros brazos levantados,  luego cantamos, terminamos también el libro:  “sois historia, sois leyenda”, y nos despedimos con pena de los brigadistas internacionales con quienes hemos compartido ya muchos kilómetros.

 

Llegamos al mítico valle de Susa (frontera franco-italiana), del que nos habla con pasión Giacomo desde hace varios años, y donde con sus camaradas de Carovane Migranti  nos va a acoger estos tres días; de Gianna, conocíamos su voz melodiosa cantando Bella Ciao desde la CaravanaItalia2018 en Jerez de la Frontera. Ahora descubriremos su faceta de cocinera y organizadora. Su bello rostro de luchadora incansable se dibuja entre las altas montañas de los Alpes. 

 

Estamos en un “presidio”, un espacio autónomo de resistencia y lucha.

 

Montamos las tiendas en un verde prado (lo siento, no sé me ha ocurrido nada más original). Las compás que prefieren disfrutar de un cielo estrellado duermen sin ellas. Por aquí y por allá curiosas esculturas de madera representan búhos, enanos y animales varios, ¡ creatividad al poder!  También hay un chiringuito con birras, limo nata y amaranto, el beneficio va para la lucha. ¡A beber compañeros!

 

En este hermoso valle, un grupito de irreductibles activistas luchan contra el avance del tren de alta velocidad  desde 2005 (yo no había nacido todavía). 

 

Todos los años, en verano,  se reúnen entre 5000 y 6000 militantes en el “festival de alta felicidad” para seguir con esta lucha.

 

La cena es vegana y exquisita, me recuerda la que nos servían los encantadores autónomos de No Border cuando, después de asaltar los campos de detención, en el sur de Grecia, se quitaban los pasamontañas y se ponían los guantes de plástico  para servirnos garbanzos con verduras.

 

Vamos poco a poco acercándonos al auditorio al aire libre, donde vamos a escuchar, y ver en la pantalla gigante los testimonios de las y los compañeros centroamericanos de Carovane Migranti. 

 

Los primeros en hablar son familiares de desaparecidos que participaron en febrero y marzo de este año en la primera Brigada internacional de búsqueda en México en los estados de Sonora, y Baja California

 

 Socorro se encuentra en Acapulco, pegando volantes para intentar encontrar el rastro de su hijo Jonathan, detenido por la policía en su ruta migratoria hace 12 años y del que no ha vuelto a saber nada.  “No hemos parado y no vamos a parar”. 

 

Hugo, compañero de Carovane Migranti, nos explica lo que son las brigadas de búsqueda. Se juntan decenas o centenares de familiares para desplazarse e ir a buscar juntos desde señales hasta fosas clandestinas. Participar en ellas cambió su vida. 

 

Graciela, cuyo hijo desapareció hace 13 años en México, se unió a las brigadas después de buscar sola muchos años. “He encontrado a una misma familia, unidas por el mismo dolor”. Busca rastros de la furgoneta donde subió su hijo para ir hasta Estados Unidos, luego no supo más de él.

 

 A Ana Enamorado también la conocemos desde la Caravana a Italia.  Es hondureña y es la madre de Oscar, que salió de Honduras en 2008 para ir hacia los EEUU. Desde entonces nunca ha dejado de buscarlo. Ahora vive en México y trabaja con la Red Regional de Familias Migrantes de Centroamérica. La historia de Oscar es la historia de miles de hijos e hijas  hundidos en el olvido, desaparecidos y tal vez matados, bajo la indiferencia de los gobiernos, de la mafia y de los poderes. 

 

Mario organiza brigadas voluntarias de búsqueda en las fosas comunes en todo México. Lleva 10 años buscando a su hermano Tomás. En palabras de Mario “México es una fosa clandestina…No es posible que las familias tengan que salir con picos y pala a buscar a sus familiares por los campos… Seguiré buscando, aunque sé que muchos seguirán desaparecidos toda la vida. Lo único que nos queda es la memoria».

 

“Cuando tengamos un lugar donde llevarle flores , donde platicar con él, podremos descansar nuestros corazones”.

 

Escuchamos a los y las compañeras, sus voces vibran en los potentes altavoces, la pantalla no impide que sintamos sus emociones, sus lágrimas y su lucha  de muy cerca. La lucha imparable de las víctimas de las fronteras y de sus familiares; desde Irún hasta Sonora, desde Melilla y el Tarajal hasta Briançon.

 

La luz disminuye poco a poco. Los hermosos montes nos rodean y las buenas vibraciones de ese presidio de lucha y resistencia nos envuelven. 

 

Me acuerdo de las palabras de France, de la Ligue des Droits de l’ Homme,  en Elne: 

 

«Mientras hablamos, mientras dormimos, se están construyendo los altos muros de los campamentos, a lo largo de las fronteras. Ese dispositivo que se va instalando desde hace más de veinte años ha producido dos monstruos: el encierro para las personas migrantes, y la indiferencia frente a ese exterminio. Sabemos pero no queremos saber».

 

Dalila y Melissa nos recordaban, el primer día de la Caravana, en Irún:  “en estos momentos en que estamos reunidas, hay compañeros que están haciendo las maletas, otros que están caminando por el desierto, otras cruzando muros y vallas, y muchos buscando los cuerpos de sus hijos desaparecidos».

 

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Día 7: “On est du pays de tous ceux qui nous aiment” (chanson pour Blessing) (somos del país de los que nos quieren).

 

A la mañana, nos despiertan los escandalosos gritos de los chompipes (pavos en castellano de Castilla). Las hormigas llevan ya mucho tiempo afaneadas, escalando nuestras maletas y mochilas. No les importa ni la propiedad privada ni las fronteras. 

 

Miro a mi alrededor. Hay muchas más tiendas, mucha gente joven italiana ha llegado, con lo que nuestra media de edad baja a los 50 años.

Desayunamos. Pan hecho en este pueblo, Venaus, y unas deliciosas mermeladas preparadas por la asociación “fornelli in lotta” (cocinas en lucha), parte del movimiento anti Tav que prepara también todos los viernes comida que lleva al refugio de Massi, que vamos a conocer hoy.

 

Llegamos al  pueblo donde esta ubicado,  Oulx. Abrieron un refugio allí en 2017 para ofrecer un descanso a las personas que transitan desde la ruta balcánica. Pueden entrar unas 70 personas y se suelen quedar un día o dos, o el tiempo que necesitan antes de seguir viaje hacia Francia. 

 

Aquí entra todo el mundo, a nadie se le pide ningún dato, ni la edad, ni documentación.

Exactamente cómo en el albergue de la Cruz Roja en Irún, ¿verdad?

 

Nos sentamos en la hierba, mezclándonos con un grupo de boy scout que ha venido del pueblo de Osimo al albergue a hacer un voluntariado. Delante han desplegado una pancarta:

 

Porti chiusi alla guerra, aperti ai migranti” (puertos cerrados para la guerra y abiertos para los migrantes).

 

Gianna, Piero y Silvia nos cuentan la experiencia de Acolienza (acogida), nos hablan del restablecimiento ilegal de los controles en las fronteras internas de Europa (violando el artículo 22 del tratado Schengen), de lo absurdo del reglamento de Dublín que obliga a los migrantes a pedir el asilo en el primer país europeo que pisen.

 

¿Para qué devolverles a Italia, si este país no tiene sistema digno de acogida?

 

“Las personas migrantes no son objetos de nuestra atención, son sujetos con sus proyectos vitales, su fuerza y sus deseos”

 

“Llevan las fronteras pegadas a la piel”.

 

Ricardo, nuestro chofer, con su flamante camiseta rosa, escucha las explicaciones atento también. Cómo suele pasar en las Caravanas, poco a poco, lo vamos tuneando, y se convierte en uno más del grupo. Ya nos ha comentado que eso de los recorridos escolares es muy aburrido, viajar con la Caravana es más interesante.

 

En la salida, saludamos a Ahmed y Youssef que descansan en el refugio. Son marroquíes y sin embargo, en vez de franquear los 14 km del mar que  separa su país de la Península Ibérica, han dado muchas vueltas.

 

Ahmed ha cogido un vuelo a Istambul (Turquía no pide visado a los ciudadanos marroquíes) y de allí ha llegado atravesando los Balcanes. Muchos meses caminando, mucha policía y mucho peligro.

 

Youssef llegó de menor al Estado y ha estado tutelado en Valencia.

A los 18 años le dejaron en la calle. Estando viviendo en un piso ocupado, le enviaron a un CIE por estar pinchando la luz, y de allí le deportaron  de vuelta a Casablanca. Pero, como mucha de la gente deportada, decidió volver a intentar. On the road again. Marruecos,Argelia-Tunez-Libia-Lampedusa-Italia.

 

Seguimos camino y nos acercamos a la frontera para entrar a Francia donde nos esperan las camaradas de Tou-te-s Migrant-e-s

 

La gendarmerie para el bus. Control rutinario. Por una vez la frontera esta cerrada PARA NOSOTROS TAMBIÉN, increíble. ¡Qué faena, tenemos que esperar, mostrar nuestra documentación, no podemos bajar del bus ni para fumar ni para mear, qué poca consideración! ¡No estamos acostumbradas a que nos traten así!

 

Revisan el bus, piden a Ricardo que abra tanto el maletero cómo cada rincón del bus.

 

Con cada cajón que abren, me estremezco imaginando a Youcef o a Mohamed, o a cualquier otro joven que tiene la edad de mi hijo, sus aspiraciones y anhelos,  doblado debajo del motor, encima de las ruedas, en cuclillas entre maleta y maleta, horas y horas, sufriendo calor y sed.

 

Como las 53 personas que viajaban escondidas en un trailer y murieron por asfixia, deshidratación y hacinamiento este 27 de junio en  San Antonio (Texas). Venían de El Salvador, de Guatemala, de Honduras y de México y se dirigían a Estados Unidos.

 

No tuvimos tiempo de llorarles en el estado español, porque estábamos preparando las movilizaciones de denuncia por las más de 40 personas asesinadas en Melilla el 24 de junio. La mayoría eran sudaneses. Al 90% de los residentes de Sudán, SI LOGRAN LLEGAR VIVOS A EUROPA, se les concede el asilo por la situación de guerra que vive su país. Pero hace años que la Convención de Ginebra se quedó en papel mojado.

 

Los gendarmes nos devuelven nuestros documentos, el bus arranca y llegamos a Montgenevre, donde nos espera Stephanie con las demás compañeras de Tou-te-s Migrant-te-s.

 

Conocimos a Stephanie en Bruselas donde pretendimos hacer una reunión europea para extender la acción del « 5M-abrazo de los pueblos».

 

La preparamos con mucho entusiasmo, pero tuvimos poco éxito. 

 

Acudimos 4 personas desde Bilbao pero del resto de Europa sólo vinieron UN compañero alemán, DOS compañeros desde Francia y UNA compañera de Bélgica.

 

No nos rendimos. Han pasado cuatro años y poco a poco vamos ampliando la red.

 

Faltan sólo dos meses para la Marcha a Bruselas el 30 septiembre y 1 de octubre donde nos juntaremos personas y organizaciones de varios países europeos. 

 

Después de devorar  tamales preparados por “fornelli di lutta”, y de comprar unas camisetas: «la fraternité n’ a pas de frontières», nos sentamos cómodamente en la hierba.

 

Escuchamos una canción de homenaje a Blessing Matthew, una mujer joven nigeriana (20 años) que murió ahogada en el río Durance el 7 de mayo 2018 mientras intentaba llegar a Briançon perseguida por la policía.

 

Las compañeras de los diferentes colectivos franceses nos van desgranando su historia: 

 

Nosotras, cómo profesionales de la montaña, no podíamos dejar a las personas morir allí. Así que cuando vimos que las personas empezaban a pasar por estos montes, nos organizamos para salir a rescatarles. Así nacieron «Les Maraudes» nos explica Stephanie.

 

«Íbamos de noche, con raquetas, a buscarles» y pronto apareció el problema del alojamiento. Enseguida se ofrecieron 80 familias, hasta que conseguimos un refugio solidario en Briançon. Otras asociaciones apoyan para los trámites, dan clases, sensibilización, plaidoyer».

 

También llegaron grupos de personas sudanesas y eritreas expulsadas de «la jungla» de Calais y reubicadas. Algunas se han quedado, cómo Abdallah. Al principio le costó acostumbrarse al frío y a la nieve, claro. 

Varios pueblos pequeños se volcaron en la acogida, como el caso de Nevache, al pié del «Col de l’ Echelle». Está compuesto por 347 habitantes, y  40 familias decidieron acoger a personas migrantes.

También vinieron las consecuencias negativas : la militarización. En el pueblo de Briançon, que tiene 12.000 habitantes, hay todos los días 200 efectivos militares.

 

Son 40.000 euros al día, pagados por nuestros impuestos.

 

Llegamos de vuelta al lado Italiano, a Venaus. Tenemos treinta minutos libres hasta la siguiente actividad. ¿Qué hacer? ¿Aprovechar las ingeniosas duchas al aire libre instaladas al lado de la cocina? ¿Lavar rápido un poco de ropa? Todavía nos queda Turín y Barcelona, tampoco es plan de ir sucias y malolientes. ¿Charlamos amistosamente en el bar delante de una birra? ¿Paramos un poco para disfrutar del maravilloso paisaje alpino? ¿Hacemos un sudoku para relajarnos, yoga, pilates? ¿Escribo una de estas fastidiosas crónicas? 

 

Pues no, me voy a la ducha, mi compañera de tienda lo agradecerá.

 

A la tarde, en el anfiteatro, tenemos un interesante y diverso panel de charlistas.

Gianna empieza el acto y nos presenta al alcalde de Venaus, Katia Flano, a Chiara, Enrico, Renato, y Gian Andrea.

Nos hablan de acogida, de la llegada a este valle de familias kurdas, guineanas, de muchos lugares y ahora ucranianas.

 

Nos explican en qué consiste la red de municipios solidarios (RECOSOL), inspirados por el modelo de acogida del “sindaco” Mimo Lucano, que conocimos en la CaravanaItalia2018.

Hablamos de proyectos que vencen el miedo de los vecinos mayores, como por ejemplo el “taxi social”, en zonas despobladas del Piemonte, donde personas migrantes van a buscar personas mayores con su taxi para ir al hospital, hacer la compra, socializar.

También hablamos de la lucha contra el Tren de Alta Velocidad, claro.

En este valle, llevan 30 años luchando contra esta construcción inútil y nociva, que destruye árboles y territorios de montaña y desequilibra el sistema hidrogeológico. 

 

¿Las consecuencias?, recalca Gianna enseñando el helicóptero que va y viene, los incendios cada vez más numerosos, por ejemplo.

 

La construcción implica cavar túneles largos y costosos, atravesando montañas con amianto y uranio. ¿Para qué?

Si Italia y Francia están perfectamente conectados !! No hay necesidad !! Es un crimen climático: militarizan el territorio y criminalizan la movilización. Del valle de Susa, con su tradición de paz y defensa del territorio, salieron también los primeros insumisos.

 

La Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI) nació en 1944 en Roma. Renato recrea el pasado y nos habla de sabotaje, y de la resistencia de antaño.

 

Hace 80 años, muchos militantes hicieron en sentido contrario el mismo recorrido de la Caravana para ir a combatir con las Brigadas Internacionales, luego volvieron y siguieron  combatiendo el fascismo en Italia.

 

Ahora muchos jóvenes se han apuntado y participan en el apoyo a las personas en tránsito.

Gian Andrea Franchi, y su compañera Lorena Fornasir (Linea d´Ombra), están todos los días en la Plaza de la Libertad de Trieste, delante de la estación de tren. 

 

Es la puerta de entrada desde la ruta de los Balcanes. Las personas migrantes llegan exhaustas después de largas caminatas y del maltrato policial. Ellos les acogen, les cuidan las heridas y les lavan los pies. «No es un acto humanitario, dicen, es un gesto político”. 

 

Todo empezó en 2019 cuando se encontraban cerca de la frontera entre Bosnia y Croacia y por la carretera apareció un grupo de kurdos. Al verlos, empezaron a cantar Bella Ciao.

 

«Muchas personas migrantes llevan escrita en sus cuerpos heridos la historia de Oriente, traen en sus cuerpos las pruebas del ecocidio que sucede en sus países con la desertificación en Afganistán, por ejemplo».  Miro los bellos rostros de estas personas que llevan más de medio siglo luchando.

 

 «Me gusta ser vieja », me dice Ana.

 

En la noche estrellada, se dibujan los montes de los Alpes alrededor del campamento. ¿Quienes estarán caminando esta noche, quienes saldrán a rescatarles? 

 

Rescatando y construyendo así a los pedazos de la sociedad que soñamos, junto a las compas de «Regularización Ya» que llevan meses recogiendo  firmas, las recogedoras de fruta roja de Huelva que exigen condiciones laborales decentes, las compas de Irungo Harrera Sarea con su mesa en la plaza, día y noche guiando a los y las personas en tránsito, Gianfranco y Lorena realizando en la Plaza de Trieste.’la cura de la vida».

 

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Día 8: Daré l’opportunità a ogni persona di parlare la tua lingua

 

Nos despertamos con un viento fresquito. El número de tiendas se ha multiplicado, ya que van llegando jóvenes que van a participar en la cumbre contra el cambio climático que tendrá lugar este fin de semana en Turín. Contará con la presencia de Greta Thumberg.

 

¿A qué no habéis encontrado ya apenas erratas? He subcontratado a Víctor que realiza cada noche tres nuevas versiones corregidas: Una a las doce, otra a las tres y la última a las 6 de la mañana, después de haber comprobado todos los datos en la prensa en versión original en castellano, francés e italiano.

 

Sí, ya sé, he cambiado el nombre del chófer: de Juan Carlos a Ricardo, pero no vale como errata porque eso sólo lo sabemos las que estamos dentro del bus. Además, Ricardo es un nombre bonito.

 

¿Quién va a querer llamarse Juan Carlos?

 

Nos dirigimos a La Cricca (Turín), un espacio de resistencia de la red ARCI.

 

Los contenidos son tan intensos e interesantes que no lo puedo recoger todo, os remito al excelente trabajo de mis compañeras en las redes de Caravana Abriendo Fronteras y Ongi Etorri.

 

 Otra posibilidad es invitarme a una birra con jengibre a la vuelta de Caravana,  y os cuento todo (si hace falta también lo invento, que esta cerveza es deliciosa, la acabo de probar en La Cricca).

 

Mientras hablan, vemos desfilar la historia de lucha y resistencia de Italia, haciendo hincapié en la trágica desaparición del PC, preparamos mochilas  con el kit de sobrevivencia para atravesar los Alpes o los Balcanes,  ocupamos una casa con Aida, nos enganchamos a la plataforma de Language Aid  preparada con la información geográfica actualizada en muchos idiomas. “Per daré la possibilità a ogni persona di parlare la tua lingua”.(para dar la posibilidad a toda la gente de hablar su propio idioma)

 

El espacio principal de La Cricca lo ocupa *el Lienzo della Memoria* , una sabana donde las compañeras de Carovane Migranti van bordando poco a poco los nombres de las víctimas de las fronteras. Ya tienen 127 nombres bordados, con hilo rojo sobre la sábana blanca. En la Caravana a Canarias ya vimos bordado, entre otros muchos,   el nombre de Oscar, el hijo de Ana Enamorado, que salió de Honduras hacia EEUU y nunca llegó. Podemos leer ahora el nombre de Blessing Matthew. Desde que pasamos por Irún, las compañeras  van bordando, poco a poco los nombres de las  nueve víctimas de esa frontera: Abderraman, Tessfit, Abdoulaye, Yaya, Sohaibo, Mohamed, Fayçal, Ahmed, Ibrahim. 

 

Es importante el gesto de bordar juntas, para encontrar un sentido de comunidad». 

 

Esta sábana bordada ocupa la cabecera de las manifestaciones,colocan a las víctimas por delante.

 

Vari@s compas de Caravana Abriendo Fronteras se acercan para participar. En ese ir y venir de la aguja rehacen el camino, tejen comunidad.

 

Salimos del espacio La Cricca y volvemos a subir al bus, pero al cabo de poco tiempo nos bajamos otra vez

 

 ¿Y ahora qué toca? ¿Qué cojo esta vez? ¿Plato y cubierto reutilizable? ¿Cuaderno y boli? ¿papel higiénico? ¿mi gorra de la CNT? ¿mi cantimplora de Steilas? ¿jersey y chubasquero? (Anuncian tormenta) ¿el megáfono? ¿qué pancartas? ¿protección solar? ¿el cancionero? ¿almendras saladas? ¿pico y pala? ¿el ordenador y las gafas? ¿Las cizallas y el pasamontañas? ¿el cascanueces?

 

Nos dirigimos al CIE de Turín. 

 

 Yasmine nos habla de la lucha contra el CIE de Nápoles. “Se consiguió cerrar por la lucha de los compas que están dentro». En Sicilia también , los compañeros han luchado y quemado sus colchones para protestar.

 

 Desde el Centro de detención de Turín salen deportadas 200 a 300 personas cada semana. Las personas migrantes encerradas están incomunicadas, sin teléfonos ni asistencia legal. 

 

Nos trae el recuerdo de Musa Balde, que fue enviado al CIE al salir del hospital después de  que tres fascistas le dieran una paliza. Murió el 23 de mayo 2021 en ese mismo lugar. ¿Suicidio? ¿falta de atención médica? Su familia, junto con las asociaciones de Turia, luchan por conocer las causas de su fallecimiento y denunciar lo que allí ocurre. 

 

 Establecemos conexión con su hermano mayor, Amidu, en Guinea Conakri. Agradece la labor del abogado y de las asociaciones. Para que no vuelva a ocurrir.

Las compañeras de “LasciateCIEentrare » nos proponen entrar al CIE “malfortunati no tenemos cócteles molotov, 🧨así que vamos a entrar con flores.”🌺

 

A la noche, estamos en otro Presidio, otro espacio de Resistencia Anti Tav, en San Didero.

 

 Prestamos un oído distraído a las charlas, sin embargo muy interesantes, mientras saboreamos pasta con pomodoro y vino local.

 

 Estamos exhaustas, los días se acumulan, el calor, las noches cortas, muchas emociones…

 

sin embargo, en cuanto empieza a tocar el grupo “Folk en rouge _ danzas occitanas», las caravanistas recobran sus fuerzas y entran al baile.

 

Yo no, que soy más rígida que un palo. Me quedo  escribiendo.

 

Por fin, el bus nos viene a recoger para devolvernos al Presidio de Venaus.

 

Son las doce de la noche. Nos metemos rápido en los sacos para disfrutar intensamente de las cinco horas de sueño que tenemos.

 

Y ya casi os puedo contar hasta el final porque hoy que he mandado la crónica 7 a primera hora , y estoy a punto de mandar la 8,  en realidad estamos a día 9 pero cómo vamos a estar todo el día en el bus (Turín_Barcelona), tengo tiempo de escribir también lo que pasará mañana, día 10. 

 

¿Me seguís?

 

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Días 9 y 10: resistentes como las cucarachas.

 

Son las cinco de la mañana. 

 

Nos despertamos en la tienda de campaña, en el Presidio de Venaus,  después de muy pocas horas de sueño.

 

Tenemos los ojos  entreabiertos, las arrugas  profundizadas, las piernas sin depilar y  la tienda llenas de hormigas.

 

 “Somos resistentes cómo las cucarachas«, me dice Julie. «Pase lo que pase, a pleno sol, en medio de la noche, a medio vestir, en ayunas, nos ponemos a funcionar». 

 

¿Qué hay que hacer? 

¿subir la noticia a twitter?

¿desmontar las tiendas?

¿ ~~Quemar el Cie~ ?  

¿Escuchar cinco horas de testimonios en 4 idiomas diferentes?

 

Allí vamos.

 

Hoy salimos de  Venaus para llegar a Barcelona: 820 km

 

En el bus, después de una siestecita, vamos desgranando los aprendizajes de estos diez días. 

 

. Alguno que  otro vasco se ha atrevido a hablar de sentimientos, en las largas horas de bus compartidas. Increíble.

 

.  Tenemos otra mirada hacia nuestros cuerpos. Estamos cada día más orgullosas de nuestras arrugas. 

 

. En las breves paradas del bus,  hemos aprendido a mear, comer y fumar todo a la vez en 5 minutos y sin rechistar. Y si tenemos 10 minutos añadimos una sesión de estiramientos con saludo al sol incluido.

 

.  También sabemos apreciar lo que nos trae cada día: un asiento climatizado, un váter sin cola, una botella de agua fría, un paisaje, un abrazo, una conversación agradable, un bocadillo de salchicha. “Noo! Otra vez los bocadillos de salchicha del lunes?”. 

 

¿Cual es la mayor faena que le puedas hacer a un caravanista?

 

. ¿Adelantar en la cola del supermercado en el área de servicio,  del váter, de la cena o del bar (somos 150)?

. ¿Quitarle su teléfono móvil que está cargando en el único enchufe y poner el tuyo? 

. ¿Pedirle prestado su vaso de plástico reciclable y no devolvérselo,  obligándola bien a la abstinencia, bien a humillarse utilizando un vaso de usar y tirar?

. ¿Comer SU bocadillo vegano? Porque ÉL no sabrá qué hacer con TÚ bocadillo de jamón. 

. ¿Sacarle foto cuando sale de la tienda en camisón con los rulos puestos y la cara sin pintar?

. ¿Mandarle callar? Bien porque es la hora de dormir, bien porque estamos en medio de una charla. El Caravanista SIEMPRE tiene algo apasionante que contar en exclusiva, siempre esta dispuesto a explicarte las razones del declive de la izquierda a nivel mundial, del cambio climático, la receta del bacalao al pilpil o la mejor forma de doblar las pancartas.

 

Después de 14 horitas de alegre viaje, llegamos a Barcelona. Dejamos las maletas en el polideportivo de Mar Bella, donde vamos a dormir.  

 

Sólo tenemos dos horas de retraso,  así que nos saltamos el baño en el Mediterráneo (vaya, siempre igual ¡10 días de caravana con el bikini en la maleta pa na).

 

Las compañeras de Obrim Fronteres nos han preparado un programa muy completo: a la noche una suculenta cena reivindicativa y solidaria preparada por las compañeras de Sindillar (sindicato independiente del hogar y los cuidados), y concierto con el grupo Xiuh_xik. (Estilo: son jarocho tradicional, de Veracruz).

 

A la mañana:  recorrido por la ciudad de Barcelona recordando la huella esclavista.

 

No os voy a contar mucho más.  Eso de vivir y contar a la vez es agotador. La cena, deliciosa. El tinto de verano estaba muy fresco y entraba muy bien. Las tomas de palabra, emotivas, con sabor agridulce de despedida.    

 

En cuanto al recorrido  “la petja de l’ esclavismo”, No voy a hacer spoiler.

 

Lo podéis seguir a través de este QR

 

Muy muy recomendable para realizar en cualquier ciudad, una forma muy interesante de completar el itinerario histórico político espacial de esta caravana. 

 

Pero la historia no queda aquí. 

 

Nos queda la Marcha a Bruselas.  Rights.NoDeaths.  

 

¿Os la he mencionado ya?

 

Está abierto el plazo para apuntarse, hasta el 10 de septiembre. Pero yo no esperaría tanto. ¡A ver si os quedáis sin sitio en el bus!

 

Por cierto ¿os habéis comprado ya la camiseta? ¿Qué donde se venden? Pues en el local de Ongi Etorri de la calle Pelota. ¿Dónde sino? ¿No estaríais pensando pedirlas por Amazon, no? 

 

Venís, las probáis, y de paso charlamos un rato…

 

Si, ya lo sé.

 

Bruselas no es bucólico como el Presidio de Venaus, vais a echar en falta las hormigas y los gritos de los pavos a la mañana, las tostadas de tomate y los melones en el Kabigorri de Irún, el cielo estrellado y la torre medieval de Elne, el fervor republicano de Bielsa, las montañas..

 

Bueno, siempre os quedarán  los gaufres y el chocolate, las cervezas trapistas y las patatas fritas

 

Animaros, venga ¡! Ciento ochenta y cuatro  nacionalidades diferentes conviven  en mi ciudad natal, la segunda ciudad más cosmopolita del mundo!!

 

Saldremos el 26 de septiembre de Irún, pasaremos por París,  Calais y Lieja para encontrarnos con colectivos y testigos.

 

Asaltaremos el parlamento europeo, participaremos en un encuentro ciudadano y gritaremos alto y fuerte: 

 

“Derechos. ¡No muertes !

 

“Des droits. Pas de morts! 

 

Eskubideak. Hilketarik ez!

 

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