Un año más las organizaciones Caravana Abriendo Fronteras del estado español y Carovane Migranti, de Italia, hemos organizado un viaje conjunto para denunciar la vulneración de los derechos humanos en las fronteras. Esta vez queremos visibilizar lo que ocurre en la ruta balcánica, la “puerta trasera” de la Unión Europea en un contexto de claro retroceso para el reconocimiento del derecho de asilo y de los derechos de las personas en movimiento.  

La reciente aprobación del Pacto Europeo de Migración y Asilo (PEMA) marca la consolidación de las necropolíticas de fronteras. Se suma a ello el auge de la ultraderecha con sus discursos de odio de corte xenófobo, racista, machista y colonial; y la creciente militarización de esta Europa sumida en el negocio de las guerras.

La deriva de una Europa cada vez más deshumanizada hace más necesaria la continuidad de esta experiencia de denuncia colectiva. La respuesta de los gobiernos a la libertad de los pueblos en movimiento es una geografía del terror. Cuando se discute sobre el término adecuado para definir la masacre de Gaza, -genocidio o actos de guerra-, tendríamos que plantearnos que no hay término más apropiado que el de «migranticidio» para definir la matanza en las fronteras de Occidente.

Lo identificamos en la Caravana del año pasado en la parada en Melilla en memoria de la masacre de migrantes del 24 de junio de 2022, y luego en el naufragio en Cutro en Italia y en la matanza en Ciudad Juárez en México. Y después, en el mes de junio la muerte de más de seiscientas personas frente a las costas de Pylos en Grecia con la complicidad de la Guardia Costera griega.

La historia europea y mundial está llena de muertes anunciadas. No se cuentan las personas muertas y desaparecidas a lo largo de las rutas en los desiertos, en las selvas, en los mares y en el terrible «juego» que quienes migran emprenden al final de la ruta de los Balcanes.

Esta larga lista de masacres nos enseña que la respuesta desde abajo debe darse en un horizonte más amplio, compartiendo luchas, prácticas y testimonios desde las rutas. Debemos ocupar los espacios que las instituciones dejan deliberadamente vacíos, construyendo luchas y propuestas que obliguen a estas últimas a procedimientos ciertos, dignos y transparentes; sobre la identificación, el apoyo psicológico a los familiares, su presencia en las diferentes fases del proceso judicial, en los entierros y en la repatriación de los cuerpos.

No podemos mantenernos impasibles ante este retroceso de los Derechos Humanos. El genocidio contra el pueblo Palestino o la guerra en Ucrania, nos traen a la memoria la Europa que en 1991 se desangraba por la limpieza étnica contra el pueblo bosnio.

Los desplazamientos forzados de la población que huía de aquellas guerras son los mismos que los de ahora, pero la Unión Europea se ha dotado de un laberinto de pactos y leyes migratorias para levantar muros cada vez más altos.

Denunciamos la externalización de fronteras que se fortalece con la firma de nuevos acuerdos con terceros países para que sirvan de “dique de contención” a cambio de ingentes sumas de dinero. 

Y por si aun así lograran llegar, con el PEMA esta Unión Europea cada vez más de derechas y menos humana, ha creado los denominados “espacios jurídicos de no entrada”, es decir que, aunque una persona migrante haya entrado físicamente al territorio de un país europeo, se considerará la “no entrada” hasta que el Estado miembro en cuestión no lo autorice. Incluso se permitirá la detención durante largos períodos de familias y niñas y niños a partir de los 6 años de edad. 15 Estados miembros piden implantar el modelo británico de deportaciones a Ruanda… Dispositivos de dudosa legalidad que no dudarán en aplicar si nos quedamos calladas.

Si no somos capaces de aprender de la historia, si somos testigos de un genocidio televisado y asistimos a la muerte de la Europa de los derechos humanos, al menos nos queda la lucha y el grito de “no en nuestro nombre”. Los valores de Europa se hunden aún más en el fondo del mismo mar donde pierden la vida miles de personas buscando refugio.

El sistema capitalista responsabiliza a las personas sobrevivientes de sus crisis macroeconómicas, geopolíticas y ambientales, hablan de «solidaridad» e «integración», pero esconden tras esos conceptos vacíos la segregación y la criminalización de la población trabajadora migrante, muchas veces esclavizada, fundamentalmente en el sector del campo y de los cuidados. 

A pesar de todo ello, las familias migrantes siguen sosteniendo con sus cuerpos nuestra economía de cuidados, que además está feminizada y se realiza en situación administrativa irregular, mientras se eterniza el debate de si es o no necesario regularizarlas. ¡Si! ¡Es importante y necesario regularizar administrativamente a las personas que viven y trabajan en la Unión Europea! 

¡No queremos mirar hacia otro lado! ¡No vamos a cesar en la lucha por el derecho a la libertad de movimiento y por los derechos de las personas migrantes y refugiadas! ¡No vamos a dejar de denunciar las guerras, los genocidios, los migranticidios y el desplazamiento forzado de poblaciones enteras!

Por eso recorremos este verano las fronteras de esta Europa que vende armas y militariza sus fronteras, decimos ¡No a la deriva neofascista!, reivindicamos memoria democrática y justicia, la acogida digna y los derechos para todas las personas, el derecho a migrar, el derecho a vivir, y el derecho a la paz.

Gracias a todas las personas que nos acompañáis en esta Caravana Internacional por la ruta migratoria balcánica: durante el recorrido o por alguno de sus tramos, acogiéndonos en el camino, o desde casa siguiéndonos y animándonos por las redes sociales.

NO EN NUESTRO NOMBRE! NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL! PAREMOS EL PACTO DE MIGRACIÓN Y ASILO! POR EL DERECHO A MIGRAR!

versión reducida. Completa en abriendofronteras.net