859 personas ahogadas hasta finales de Agosto en lo que va de año. A día de hoy esa infame cifra habrá crecido.
Bien, pues aunque sea una cifra escandalosa, se trata de la cifra “oficial”; la real es inimaginable dados los numerosos naufragios sin testigos que se suceden con frecuencia.
A finales de julio se produjo una terrible desgracia en el Mediterráneo, una tragedia muy previsible y perfectamente evitable. Murieron unas 170 personas tras volcar una barca en la que viajaban 300 seres humanos en busca de una vida más segura, y se encontraron con la ausencia de barcos de rescate por la criminal política adoptada por la Unión Europea que niega y criminaliza los rescates de las personas en riesgo de morir en sus rutas migratorias. El único auxilio que recibieron fue prestado por pescadores que se encontraban faenando por la zona, pero con el resultado ya mencionado.
A principios de ese mismo mes, otro barco que transportaba a 86 personas naufragó frente a las costas de Túnez. De éstas, solo cuatro resultaron supervivientes.
Por otra parte, a primeros de agosto el barco de rescate Open Arms de la organización del mismo nombre rescató a 121 personas y posteriormente a otras 39, pero les fueron cerrando todos los puertos próximos. No solo este criminal bloqueo de puertos de Italia y Malta – países seguros más cercanos al naufragio-, ha sido la descarnada respuesta al necesario y urgente desembarco, sino que ningún país europeo brindó acogida a estas personas hasta muchos días después, cuando ya constituía una situación desesperada.
Por las mismas fechas el Ocean Viking, barco de MSF y SOS Mediterranée, con 85 personas rescatadas frente a las costas libias, ha vivido el mismo abandono de la Unión Europea.
Estos casos y los de criminalización del rescate y ayuda, como los de Carola Rackete capitana del Sea Watch o del Open Arms, no son más que unos ejemplos que retratan la cruel política europea de refugio y auxilio a las personas migrantes, que de una u otra forma ha decidido que para que sirva de ejemplo y freno a la migración, las personas que lo intenten ¡han de morir ahogadas! en esta fosa común en la que se ha convertido el Mediterráneo.
Son, en definitiva, genocidios marítimos decretados en los palacios presidenciales europeos que se lavan las manos con acuerdos tanto con los grupos armados que desgobiernan Libia como con otros países sin garantías básicas ni de ayuda ni mínimamente democráticas.
Por ello, un año más señalamos aquí que la mar nos devuelve lo que es nuestro: nos devuelve trágicamente estos cuerpos de personas ahogadas que son de nuestra responsabilidad, por desasistencia, desistimiento de ayuda o pasividad ante leyes criminales.
Hemos de recordar una vez más, que el deber de rescatar a toda persona que corra peligro de ahogarse en la mar es de obligado cumplimiento, no solo por razones de humanidad y sentido común, sino porque está consagrado en el derecho internacional, a través de varios instrumentos como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Por todo ello ¡¡ONGI ETORRI ERREFUXIATUAK!!
OEE Getxo-Berango
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