Autoría: Ana Elena Altuna

En la prensa de hoy leo que el Gobierno Vasco ha preparado un protocolo para preparar la llegada de «personas migrantes en tránsito» durante el verano.

Y me pasan por la cabeza algunos pensamientos que quiero compartir:

Con este tipo de titulares se fomenta la idea de que la mayoría de personas migrantes llegan por «frontera sur», desde países africanos y en patera o cayuco, cuando la realidad es que la mayoría de personas migrantes llegan por la frontera oeste, desde países americanos y viajan en avión. Y creo que a veces se nos olvida.

Nos preparamos para una situación A, llegada de 100 «personas migrantes en tránsito» en un día. Recalco el término de » en tránsito «. El plan no nos aclara quienes cumplen ese requisito, que entiende la Administración por personas en tránsito.

Algo así ocurrió en el verano del 2018, verano en el que la ciudadanía vasca dió una gran lección de acogida y solidaridad, adaptándose e intentando resolver las necesidades de las personas que llegaban, sin pedirles requisitos, estuvieran o no «en tránsito». Costó entonces que las diferentes administraciones reaccionaran, y por cierto, a día de hoy, todavía no han sido capaces de mostrar reconocimiento público por la capacidad y la respuesta dada por la ciudadanía, al contrario, algún responsable tildó aquello de » intromisión».

A partir de entonces se organiza un protocolo de acogida, en especial cara al verano (bien, es bueno prevenir) pero no llegan todas las personas esperadas, o al menos no llegan tantas personas con el «perfil» adecuado, o sea que cumplan los requisitos para acceder a los recursos organizados. Para ser considerada una persona «en tránsito» o sea con derecho a cama por unos pocos días, cerca de la frontera, no vale con venir de la frontera sur a donde has llegado en un peligroso viaje en patera o cayuco.

No. No todas las personas migrantes que llegan, en este momento por ejemplo desde Canarias, cumplen los dichosos requisitos (estar en «tránsito), es decir haber participado en algún «programa humanitario» y no haber salido de él, no haber solicitado asilo( es muy difícil salir de Canarias si no has firmado tu voluntad de pedir asilo) o disponer de una «orden de devolución» de una antigüedad de tiempo determinada… .

Pero resulta que el sistema es además de exigente muy poco flexible, a pesar de tener tiempo para la previsión, y ocurre que hay recursos de acogida preparados pero que apenas son «utilizados» y se quedan como están, se quedan vacíos antes que admitir a alguien que no cumpla los requisitos, y así es muy habitual que haya gente en la calle habiendo camas vacías.
El gasto está hecho. Los recursos organizados nos cuestan económicamente lo mismo llenos que vacíos. Lo lógico sería pensar en un plan alternativo de buen aprovechamiento, bueno eso me parece, pero por lo visto las administraciones, todas ellas con varios y diferentes planes y políticas de acogida, y mucho personal técnico son incapaces de hacerlo.

Y termino con una realidad que aunque la conozca me sorprende siempre. Por ejemplo, qué ocurre con las personas que llegan a Bilbao, desde frontera sur? Pues el único recurso de acogida preparado para éstas personas en todo el País Vasco, es el albergue de Irún. Más que de acogida parece de despedida, no? Con un tiempo muy limitado y por supuesto » en tránsito » que son tres días o 5 en algunos casos. (Para quien cumple los requisitos) En Bilbao no hay nada más que un centro de día.

He tenido la suerte de acompañar a personas que han llegado este invierno desde Canarias, tras años de viaje por diferentes países, tras un viaje por mar de días en cayuco en el que han pasado mucho, muchísimo miedo, en el que cada cual ha rezado a quien haya podido, del que han sobrevivido con diferentes secuelas físicas y como no psíquicas, y que llegan a las islas ( afortunadas) que se convierten en una parada inesperada, llena de incertidumbres, con un trato no mucho mejor en ocasiones que el que han recibido por el camino.

Y llegan a Bilbao. Y aquí no hay nada más que derivarle al SMUS como a cualquiera que llegue sin medios económicos a nuestro Botxo, o informarle de donde está Irún, o en la medida que nos hayan podido contactar a través de las redes en las que participamos, descansar unos días en nuestras casas (otra vez la ciudadanía) para sentirse bien recibidas y con un poco de calma seguir organizando la siguiente etapa, que en la mayoría de las veces consiste en seguir hacia algún otro país europeo. No les exigimos requisitos, les damos la bienvenida, compartimos lo que tenemos y si pueden y quieren hablan de su viaje, y de sus proyectos y de sus familias, a quienes conocemos en las conexiones de Facebook o whatsapp. Las familias que siempre están al otro lado, conectadas permanentemente, viajando juntas.

En Bilbao sólo se activarán los recursos del Protocolo especial, cuando Irún esté lleno, lleno( situación con, 400 personas migrantes en un día).
Y dice el Lehendakari: «esta es nuestra cultura de convivencia, nuestro proyecto de país tiene como centro a la persona, este es el compromiso que compartimos desde un ideal humanista y una voluntad de integración». El papel lo soporta todo.

Del 17 al 24 de julio, la caravana abriendo fronteras se dirigirá a Canarias para mostrar nuestra solidaridad con las personas allí retenidas, con las familias y amistades de quienes han muerto en el viaje forzoso, y denunciar las políticas de extranjería.